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En el Ministerio de Sanidad, además de la obsesión por aplanar la maldita curva infectiva e intentar frenar la progresión de la letalidad del virus, hay otra gran preocupación: tener una idea lo más real posible de la extensión de la pandemia entre la población ... española. O lo que es lo mismo: tener cada vez mejores datos de la evolución del COVID-19 en el país.
Saber cómo se extiende la epidemia, explican desde Sanidad, no solo sirve a corto plazo para establecer estrategias a fin de atajar los brotes, sino también para conocer en qué grado la población española se está o no inmunizando ante futuras nuevas olas del coronavirus.
Hasta dónde ha llegado la extensión del virus en la sociedad española –reconocen desde la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica- es una información que solo se podrá conocer cuando se haga un gran estudio con una amplia muestra aleatoria con pruebas serológicas (los estudios que permiten comprobar la presencia de anticuerpos en la sangre una vez superada la enfermedad).
Hasta que no llegue ese momento, en los diferentes departamentos del ministerio que dirige Salvador Illa solo tienen dos herramientas para aproximarse a esa realidad compleja: la evolución del número de fallecidos y el de infectados. Sin embargo, la fiabilidad de esos dos parámetros es muy diferentes. Sanidad –opinión que comparte la gran parte de los especialistas- sí que tiene buenos datos sobre fallecidos pero no ocurre lo mismo con los casos de contagiados, que, reconocen en el Gobierno y las comunidades, están «muy infavalorados», sobre todo por la falta de test rápidos.
Este sábado, el jefe de Emergencias de Sanidad, Fernando Simón, y la directora del Instituto de Salud Carlos III, Raquel Yotti, pusieron en el grito en el cielo cuando les preguntaron sobre la información publicada por un medio de comunicación nacional que, usando un estudio del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) de la Carlos III, llegaba a la conclusión de que la administración central estaba infravalorando el número de víctimas mortales del COVID-19. Los técnicos saltaron como un resorte –explicaron especialistas de sus equipos- porque, en esencia, los datos sobre la mortalidad del virus en España son los únicos de los que se tienen certeza con son «bastante aproximados a la realidad».
Aunque el propio Simón reconoció que, «obviamente puede haber alguno que se escape», a pesar de la crisis sanitaria las causas de los fallecimientos «en general se comprueban». Una afirmación que ratifican todos los especialistas consultados, que aseguran que, aunque sea solo debido a las medidas de seguridad con las que hay que tratar a estos pacientes, sus fallecimientos «están muy bien documentados». «Sacar la conclusión de que se están infradiagnosticando los fallecimientos es tremendamente arriesgado. Los pacientes con Covid están llegando a los hospitales», explicó Yotti, por lo que si mueren allí, sí que son registrados.
Harina de otro costal son los contagios. Simón no ha tenido ningún empacho en reconocer esta semana que «seguramente» las estadísticas estén infravalorando el número de personas afectadas y que los registros oficiales únicamente sirven para ver tendencias.
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En el ministerio que dirige Salvador Illa admiten que, desde que la pandemia despuntó hace dos semanas, las cifras de contagiados no son «nada fiables» y que ya casi no sirven ni siquiera para ver esas tendencias, ya que son miles de enfermos que, sobre todo en los últimos siete días, se están quedando en sus casas tras presentar los primeros síntomas, sin siquiera ser diagnosticados. Es más, en la Comunidad de Madrid directamente si el paciente, a juicio de un médico, presenta síntomas compatibles con el coronavirus es puesto en cuarentena pero sin incluirle en las estadísticas oficiales.
La falta de fiabilidad de las cifras sobre infectados se ha hecho crítica ante la carestía en la inmensa mayoría de las comunidades de test rápidos para detectar la enfermedad, tras la compra fallida de 640.000 kits a China por parte del Ejecutivo central.
Así las cosas, y a la espera de ese gran estudio con pruebas serológicas, a los técnicos de Sanidad solo les quedan las estadísticas, estudios y modelos matemáticos para intentar intuir la extensión de la pandemia en España. Uno de esos modelos, que en Italia ha tenido mucho eco, es el del 'Istituto per gli Studi di Politica Internazionale' de Milán, que tras analizar la mortalidad del virus en algunos de los países donde ya ha azotado con más virulencia (en particular en China) sostiene que el COVID-19 tiene una «letalidad plausible» media de un 1,4% entre los infectados. Y no un 10% como apuntan las estadísticas oficiales en el país transalpino o un 7,9% que reflejan las españolas.
La extrapolación de esa «letalidad plausible» al caso español arrojaría que en el país en la actualidad habría más de 407.000 infectados reales. Más de cinco veces de los 72.248 que aparecían este sábado en las estadísticas de Sanidad.
El modelo del instituto de Milán apuntaba incluso, en el rango inferior del margen de error, que la letalidad real del coronavirus pueda limitarse solo al 0,38% de los contagiados, lo que, extrapolando al caso español, supondría que en España habría en realidad 20 veces más infectados de lo que dicen las estadísticas. O sea, cerca de 1,5 millones de personas.
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