El concepto de productos de temporada no es nuevo para nadie, y si bien hace generaciones era más que usual seguir el calendario natural y centrar en él el las elecciones de la compra del hogar, con el avance de la globalización los límites ... del consumo se han ido difuminando hasta casi desaparecer.
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Sencillamente el abanico de opciones se ha ido ampliando, y aunque antaño hubiera sido descabellado pensar en poder comer unas fresas de Almanza en diciembre, ahora la posibilidad se hace tangible y la simple costumbre, o quizá la excentricidad de la elección, la hace atractiva para muchos.
Sin embargo, hace ya años que el consumo de productos de temporada se está incluyendo en el diálogo social, haciéndose eco precisamente de los numerosos motivos y beneficios propios y ajenos que conlleva esta práctica.
La preeminencia del consumo de productos de temporada frente al consumo que se viene realizando hasta ahora tiene consecuencias en la salud, el bolsillo y el planeta.
Para empezar, las frutas y verduras tienen un ciclo de vida que, cuando no se respeta, distorsiona el orden natural de las cosas. En primer lugar, los alimentos no serán recogidos en su punto óptimo de maduración y, además, es posible que hayan tenido que sufrir alguna alteración o adición para poder cultivarse en meses que no les corresponden.
Todo esto provoca, entre otras cosas, que el alimento no tenga los nutrientes necesarios para que su consumo sea provechoso y que su calidad de aspecto y sabor sea mucho menor.
La compra de productos fuera de temporada es también más cara, puesto que la oferta suele disminuir y esto hace que los precios sean hasta cinco veces más elevados. Un aumento de precio que, con la inflación de los alimentos desbocada, no interesa a nadie.
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Por último, el consumo de productos de temporada es sostenible y responsable con el medioambiente, ya que se evitan emisiones de CO2 y desperdicios y se minimiza el gasto de consumo energético.
En conclusión, comprar productos de temporada es mucho más barato, de mejor calidad y más responsable con el planeta.
El mes de septiembre trae consigo la oportunidad de catar frutas de temporada de otoño que estarán en su punto óptimo de nutrientes.
Las frutas de temporada de septiembre, disponibles en cualquier supermercado y a un precio asequible, son:
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En su punto óptimo: higo, mora, kiwi, mango, aguacate, frambuesa, dátil, manzana, pera, melocotón, nectarina, melón, plátano y uva D.O León.
En un punto bueno, aunque no óptimo: ciruela, limón, castaña del Bierzo, mandarina, membrillo, granada, piña y sandía.
Con la llegada del otoño llegan también algunas de las verduras de temporada más consumidas, que en el mes de septiembre están en el momento perfecto para su recogida.
En su punto óptimo: calabaza, acelga, boniato, berenjena, champiñón, lechuga, puerro de Sahagún, tomate de Mansilla, pimiento de Fresno de la Vega, patata, cebolla, maíz, espinaca y pepino.
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En un punto bueno, aunque no óptimo: calabacín, apio, canónigo, zanahoria, endivia y judía.
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