Los médicos catalanes también irán a la huelga

La huelga afectará a todo el sistema sanitario público, desde los ambulatorios hasta los hospitales. Los médicos amenazan con más paros pues hablan del inicio de un ciclo de movilizaciones. Las batas blancas se rebelan contra el Govern de Pere Aragonès, que lleva dos meses en solitario tras la salida de Junts por sus discrepancias en torno a la hoja de ruta secesionista. Los facultativos irán a la huelga de manera generalizada por primera vez en 10 años.

«El sistema sanitario público tiene unas carencias muy graves que se han acentuado con la pandemia. Y ahora, en pospandemia, no vemos que se esté haciendo nada para recuperar los niveles necesarios», ha afirmado este lunes el secretario general del sindicato, Xavier Lleonart. «Los sanitarios están muy quemados», ha justificado. El sistema, ha señalado, está en caída libre y sin freno, en una situación insostenible y con listas de espera «vergonzosas». Los profesionales están al límite, ha asegurado, por la sobrecarga asistencial, la falta de médicos y la precariedad de las condiciones laborales. De nada ha servido que el Govern anunciara días atrás una partida extra de mil millones para el sistema de salud. La huelga solo se anulará si la Consejería de Salud, que desde hace dos meses controla ERC, después de que Junts abandonara el Ejecutivo catalán, ofrece una mejora sustancial de las condiciones de los trabajadores y de la atención a la ciudadanía

El paro de los facultativos complica la negociación presupuestaria entre el Govern y los partidos catalanes. El Gobierno catalán abre este lunes una nueva ronda de conversaciones con los comunes, la única fuerza con la que hasta la fecha ha conseguido algún avance. Aragonès mantiene a Junts y a los comunes como socios prioritarios, pero ya no sitúa al PSC en segunda fila. Tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y la votación favorable para tramitar la derogación del delito de sedición, los contactos por las Cuentas catalanas deberían intensificarse.

Se trata de la segunda huelga de calado que tendrá que afrontar el Gobierno de Aragonès, en poco menos de año y medio de mandato. El anterior paro afectó al sistema educativo.