El ocio nocturno «formal» e «informal» acapara los nuevos brotes

Durante la desescalada, allá por junio, los primeros nuevos y grandes focos tuvieron como escenario Galicia y Murcia, dos comunidades que habían salido muy bien paradas de la primera oleada y que se vieron sacudidas por casos importados, particularmente de residentes en España procedentes de Brasil y Bolivia.

Aquellos primeros brotes importados, aunque algunos de ellos todavía siguen coleando, fueron relativamente fáciles de «perimetrar» porque fue sencillo el seguimiento de los pasajeros y sus contactos en España.

La segunda oleada de brotes, a finales del mes pasado y principios de julio, fue la que afectó de lleno a colectivos desfavorecidos y especialmente vulnerables, por su incapacidad para aislarse, como fueron los centenares de temporeros de Lleida o Huesca o los inmigrantes sin papeles y 'sin techo' nacionales como los del centro de atención como el de Cruz Roja de la capital malagueña.

Aquellos brotes, todavía no del todo controlados, al menos pudieron ser atacados con confinamientos porque las poblaciones de riesgo en su mayoría estaban localizadas, aunque fueron numerosos los temporeros que consiguieron 'escapar' a esas cuarentenas.

Poco después, los informes de Sanidad apuntan a que la preocupación al inicio de julio pasó sobre todo en las reuniones familiares y reencuentros tras el confinamiento que dieron lugar a numerosos focos como Ordizia, Tudela, Ceuta, Socuellamos, Burjassot…

Pero esos encuentros familiares en las dos últimas semanas han quedado en segundo plano por la irrupción con fuerza de los brotes ligados al ocio nocturno formal e informal. Entre el 50 y el 80% de los brotes localizados la ultima quincena, según las estimaciones de los técnicos de las comunidades y de Sanidad, tendría el origen en este tipo de ocio juvenil (entre 20 y 40 años).

Con este panorama, Murcia se convirtió hoy en la primera comunidad autónoma de la 'nueva normalidad' en prohibir la apertura total de los locales de ocio nocturno que no cuenten con áreas abiertas, limitando la actividad por las noches a terrazas y a grupos de menos de 15 personas. Mallorca ya había dado un paso similar ordenando el cierre de todos los locales de turismo de borrachera de las dos calles más emblemáticas de Magaluf.

Otras comunidades estudian ya limitaciones similares y prohibiciones expresas de celebraciones multitudinarias tras el rosario de brotes confirmados en las últimas horas ligados a ese ocio nocturno formal e informal como: los 9 jóvenes infectados tras una macrofiesta en un domicilio de Cantabria en la que participaron 66 personas; los 83 positivos vinculados a la propagación en la discoteca de Córdoba; los 70 contagiados en un pub de Gandía que ha obligado al cierre de todos los locales de copa de la ciudad; los 51 contagiados y 1.200 personas vigiladas relacionadas con el brote de ocio nocturno en el barrio pamplonés de Medillor; el foco detectado en las celebraciones de la EBAU en Zarautz ….

Solo la Comunidad de Madrid, que sufrió el zarpazo de la Covid en la primera oleada pero que se encuentra entre las regiones menos golpeadas por los rebrotes de la nueva normalidad, curiosamente no está registrando apenas nuevos focos ligados a ese ocio nocturno. El Gobierno de la popular Isabel Díaz Ayuso ha puesto el foco en los casos importados que llegan al aeropuerto de Barajas. Según sus estimaciones, entre mayo y julio han sido localizados 68 positivos entre los viajeros llegados al aeródromo madrileño. El Gobierno de Madrid volvió hoy a reclamar al Ejecutivo central la obligatoriedad de pruebas PCR a todos los pasajeros que vayan a entrar en España por Barajas.