El lento descenso de la quinta ola frena la llegada de la 'nueva normalidad'

Pero por ahora, las estadísticas del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) ya no dejan lugar a dudas: la caída de la incidencia se está ralentizando demasiado rápido como para romper a corto plazo la barrera de los 25 casos, que ahora mismo, una sola comunidad, Asturias con 17,77 positivos, ha logrado sobrepasar. En la última semana (de viernes a viernes) la incidencia acumulada nacional a 14 días solo ha descendido 22 puntos, pasando de 91,21 casos por cada 100.000 habitantes el 17 de septiembre a los 69,37 del pasado viernes.

Lejos quedan la segunda o la tercera semana de agosto en donde la IA cayó 129 y 117 enteros. O las jornadas como la del miércoles 11 de agosto en las que la incidencia descendió 25 puntos en tan solo 24 horas. El pasado viernes, últimos datos a nivel nacional, la IA disminuyó menos de 2,5 puntos, la menor caída desde que la quinta ola comenzó su caída vertiginosa a finales de julio.

El frenazo en el retroceso en términos absolutos era de esperar conforme la transmisión descendía. Más inquietante es que esa ralentización se ha comenzado a ver parámetros relativos. La última semana la IA ha caído un 25%, un porcentaje menor que las dos semanas anteriores donde había disminuido un 31% y un 33% respectivamente.

Es cierto que los indicadores profundos, los que marcan tendencias, lejos de apuntar a un frenazo brusco o incluso un cambio de tendencia, todavía auguran algunas jornadas más de descensos, aunque sean ligeros: la IA a siete días marcó el pasado viernes 28,87 casos, todavía bastante menos de la mitad que la de 14 días, y la positividad -el porcentaje de pruebas positivas sobre el total de teste realizados- siguió cayendo en las últimas 24 horas hasta los 3,52%.

Sin embargo, y a pesar de estos datos esperanzadores, los modelos estadísticos que usan en el CCAES revelan que ese impulso probablemente no va a ser suficiente para salvar a corto plazo los casi 45 puntos que separan la incidencia acumulada nacional actual (69,37) de los ansiados 25.

Así las cosas, y a la vista de las últimas estadísticas sobre la evolución de la pandemia, en el equipo de Fernando Simón ya dan por descontado que hasta que no se pueda vacunar a los más de 5,5 millones de niños menores de doce años que hay en España no se podrá alcanzar y mantener esa etapa de 'nueva normalidad'.

Los niños, que durante toda la pandemia han tirado hacia abajo la incidencia, ahora, sin inmunizar, se han convertido en el verdadero 'lastre'. Su IA está descendiendo a un ritmo menor del resto de los grupos. Es más, la cohorte de los niños es la única de todo el país que sigue por encima del centenar de casos (113,19 el pasado viernes) y ya dobla a la de otros grupos como los de 50-59 años, 60-69 ó 70-79.

En Sanidad cuentan con que al menos «comenzar» con los pinchazos a los niños garantizaría la llegada a la 'nueva normalidad' sin sobresaltos. Pero establecer un calendario es difícil porque la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ya reveló esta semana que aún no ha recibido la petición oficial de la farmacéutica que más avanzado lleva los estudios, Pfizer, para inocular su fórmula a niños entre 11 y 6 años. La compañía cree que este mismo octubre podría presentar la documentación y en la Ponencia de Vacunas confían en el que el regulador tardaría menos de un mes en dar su visto bueno.

El otro reto para tratar de 'amarrar' la llegada a los 25 casos de IA es redoblar esfuerzos para captar más negacionistas. Las estadísticas apuntan a que van a superar el 5% de la población, aunque en grupos como los treintañeros o cuarentones -las dos franjas de edad que más preocupan- los porcentajes de individuos que todavía no se ha inoculado la primera dosis son de un 12,3% y un 22,9%, respectivamente. Sanidad confía que en esas dos franjas se puedan rebajar los porcentajes de negacionistas conforme las teorías conspiratorias pierdan fuerza y los beneficios de la inmunización se hagan más patentes.