La alternativa al trasplante para los corazones débiles

Para paliar la crisis, surgen alternativas a los trasplantes, como los dispositivos de asistencia ventricular (VAD, del inglés Ventricular Assist Devices) que, mediante una bomba conectada al corazón, se implanta en el tórax, sin necesidad de extirpar el corazón, como sí sucede con los corazones mecánicos. Junto a un pequeño ordenador que porta el paciente, controla el flujo sanguíneo y da soporte a los ventrículos para bombear sangre. El uso de este mecanismo ha aumentado del 2% de 2009 al 15,7% actual, según datos del Registro Español de Trasplante Cardiaco de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

«Podríamos pasar de salvar 300 personas a salvar a 2.000 o 3.000 al año», asegura el doctor Lorenzo Silva, secretario general de la Fundación Española del Corazón (FEC). «Cada vez se utilizan más los dispositivos de asistencia ventricular independientes al trasplante, tanto de corta como de larga duración. Se utilizan para shocks cardiogénicos, miocarditis, o incluso como puente a otra asistencia de mayor duración. Los criterios de exclusión para trasplante son muy rígidos, y muchas veces el paciente está demasiado enfermo como para poder recibir un corazón. Sin embargo, sí puede ser buen candidato para una asistencia ventricular permanente».

Más allá de ser una opción para los pacientes que están en listas de espera para trasplante, se estudia la posibilidad de que la asistencia mecánica sea una terapia definitiva para la insuficiencia cardiaca crónica, debido a la oferta limitada de donantes y el fuerte desequilibrio entre el número de donantes y de receptores. «Para la insuficiencia cardiaca, la asistencia ventricular de larga duración es el futuro», señala el doctor Silva. «A corto plazo, no parece que las células madre puedan ofrecer la solución, por lo que los cardiólogos debemos mejorar en la implantación de las asistencias ventriculares como ya se consiguió con el trasplante, que ahora es una operación rutinaria».

Según el registro ESPAMACS, en España se implantan entre 250 y 300 asistencias ventriculares al año, que pueden tener unos resultados de supervivencia y calidad de vida similares o mejores a los conseguidos mediante el trasplante, según un estudio de 2015 publicado en The American Journal of Cardiology: había un ratio de mortalidad tras dos años de 11,2%, mientras que para los trasplantes era de 27,3%.

«Es una tecnología que ya está muy desarrollada, pero todavía le queda mucho por recorrer», concluye el doctor Silva. «Por ejemplo, actualmente se están haciendo estudios para implantar asistencias ventriculares en pacientes con insuficiencias cardiacas más leves. Con el tiempo, se irá reduciendo su tamaño, será más fácil ponerlas, habrá materiales más biocompatibles y resistentes, mejores fuentes de energía y se controlarán mejor las complicaciones. Además, esperamos que se abaraten, ya que aún es una terapia muy cara. Pero el trasplante también lo es, y limitado».