Solo hay un antecedente en toda la historia de la democracia española de un enfrentamiento tan grave entre el Gobierno central y una autonomía 'díscola'. Fue en otoño de 2017 en Cataluña durante el 'procés' independentista y acabó con la intervención de la Generalitat ... por parte del Gobierno de Mariano Rajoy.
Publicidad
Ahora, el Ejecutivo de Pedro Sánchez no cree que haga falta imponer un artículo 155 a la Comunidad de Madrid -al menos, no por el momento- pero la situación es harto delicada. «Todos los puentes están rotos», admiten desde ambas partes mientras el virus sigue desbocado en la capital de España y su conurbación. Y es que en Moncloa desde este sábado ya estudian la fórmula legal para hacerse con el control sanitario de la región si el gabinete de la presidenta Isabel Díaz Ayuso se resiste a confinar a los 3,2 millones de habitantes de la ciudad de Madrid y a limitar también seriamente los movimientos a los restantes 3,4 millones de vecinos de la región.
El Gobierno regional, cada vez más consciente de la determinación de Moncloa de hurtarle el control de la Sanidad si persiste el desafío, a última hora del sábado se mostró abierto a estudiar la posibilidad de imponer cuarentenas -tal y como le exige el departamento que dirige Salvador Illa- a todas las zonas con una incidencia acumulada de más de 500 casos cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. O lo que es lo mismo aislar a la práctica totalidad de la capital y a multitud de áreas sanitarias de decenas de otros municipios. Eso sí, el equipo de Ayuso hizo llegar al Ejecutivo central que solo aceptaría estos encierros si Sanidad obliga al resto de las autonomías a confinar a las áreas que también superen la ratio del medio millar de infectados.
Entre tanto, y a expensas de ver en qué se traduce esta última oferta de la comunidad, los asesores de Moncloa ya apuntaron que no haría falta una medida tan drástica como la aplicación de un 155 porque, aunque consideran que el Ejecutivo regional ya ha cumplido el requisito de «atentar gravemente al interés general de España» al no ampliar las cuarentenas para controlar la pandemia en Madrid, sostienen que la intervención de la autonomía, como ocurrió en Cataluña, solo se justificaría si el Ejecutivo de Ayuso se rebelara de forma «contumaz» contra la autoridad del Estado y rompiera todos los lazos con ese Estado.
En Moncloa, así las cosas, apuestan por otras dos vías menos virulentas. La primera sería la de ordenar las cuarentenas en virtud de la Ley General de Salud Pública de 2011, una medida que no necesitaría ningún refrendo parlamentario. La segunda sería la aprobación de un nuevo decreto de estado de alarma en el que el Ministerio de Sanidad modulara el espacio geográfico de la aplicación (la Comunidad de Madrid) y las medidas de restricción de los derechos fundamentales.
Publicidad
Diferentes responsables de Moncloa explicaron este sábado que el Ejecutivo de Pedro Sánchez quiere evitar cualquier enfrentamiento con la comunidad y que por eso ya el lunes, después de que entrara en vigor el aislamiento de las primera 37 zonas sanitarias básicas, el Gobierno central instó al gabinete de Ayuso a cerrar todas las áreas de la región que sobrepasarán una incidencia acumulada de 500 casos.
Portavoces del Gobierno central insistieron en que Sánchez ya le comunicó a Ayuso el mismo lunes en la reunión bilateral en la que ambos trataron de escenificar una coordinación inexistente que en Sanidad creían que los «confinamiento selectivos» de los barrios más castigados por la Covid no iba a tener ningún resultado. En la sede del Gobierno regional de la Puerta del Sol negaron hoy, una vez más, que el departamento de Salvador Illa haya reclamado el endurecimiento de medidas hasta que el propio ministro el pasado viernes «reventó» la rueda de prensa en la que la Comunidad de Madrid anunciaba el cierre de 8 nuevas zonas.
Publicidad
Después de que Illa hiciese saltar con esa comparecencia en Moncloa los endebles puentes tendidos entre las dos administraciones, el propio titular de Sanidad fue el designado de nuevo este sábado de firmar la declaración de guerra oficial con Ayuso. Illa, desde Barcelona, se encargó de convocar una reunión telemática de sus expertos, para así tener la excusa de una nueva intervención pública para redoblar su presión sobre Madrid.
Fue el segundo aviso en apenas 48 horas y el ministro de Sanidad no se anduvo con rodeos. Ayuso y su equipo, dijo Illa, tienen que «revisar sus decisiones y escuchar a la ciencia». «Hay que ver los datos de la Comunidad de Madrid, cuando digo que está en riesgo la salud de sus ciudadanos, lo digo porque es así», apuntó el titular de Sanidad. Illa insistió en que su llamamiento de aislamientos en Madrid lo hizo «desde la máxima lealtad institucional», al tiempo que reclamó que se deje a un lado la lucha partidista a la hora adoptar las decisiones en la región. «Esto no es una batalla ideológica; es una batalla biológica contra el virus», reiteró.
Publicidad
Los responsables de Sanidad reconocieron hoy que la intervención de Illa podría ser «casi un ultimátum», después de que el Gobierno de Ayuso haya «desoído por completo» tres de las cuatro indicaciones hechas esta semana por el Ejecutivo central: el cierre de todas las áreas sanitaria con más de 500 casos de incidencia cada 100.00 habitantes, la prohibición del consumo en barra y la restricción de la ocupación de las terrazas al 50%. La comunidad solo ha acogido la petición del Gobierno de recomendar evitar los desplazamientos innecesarios en toda la región, la medida de menos calado puesta sobre la mesa.
Que el conflicto abierto desde el viernes entre Moncloa y el Gobierno de Madrid cada vez se encona más lo demuestra el hecho de que casi el único punto de unión entre las dos administraciones decidió ayer tirar la toalla y no sacrificar su prestigio en esta guerra. Emilio Bozua, el exjefe de Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, dejó su cargo como portavoz del Grupo Covid-19 dos días después de su nombramiento.
Publicidad
«Me afirmaron su voluntad de concordia política y su impulso para trabajar unidos para buscar una solución al problema«. «Creí en lo que se prometía (…) sin embargo, las circunstancias que he presenciado en los dos días siguientes, me obligan a renunciar y a declinar el ofrecimiento», señaló Bouza, quien recordó particularmente en su carta de despedida que las dos administraciones el pasado viernes llegaron a convocar dos ruedas de prensa simultáneas para explicar sus planteamientos radicalmente contrapuestos para tratar de atajar la pandemia en Madrid.
En el entorno del 'sabio' que debía haber coordinado a las dos administraciones en la lucha contra contra el covid incidieron en que el «espectáculo» de los dos gobiernos enfrentados públicamente ante los medios fue la gota que ha colmó el vaso para el epidemiólogo.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.