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El primer caso de SARS-CoV-2 en la Comunidad de Madrid se detectó el 24 de febrero. Cuatro días más tarde, los profesionales de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos trataban el primer caso en sus instalaciones. Comenzaba entonces uno de los meses más ... difíciles para todo el sistema sanitario español, con oleadas de pacientes a los que había que aislar para evitar la propagación del virus y hospitales transformándose de forma radical para poder atajar la pandemia. Un mes de marzo en el que hubo que reinventarse ante este virus. En plena desescalada, este centro madrileño publica un estudio donde ofrece una foto fija de los pacientes que fueron atendidos en Urgencias durante marzo.
«Es un marco temporal donde se modificaron las instrucciones. Generalmente no tenemos unos cambios tan dinámicos en el ámbito médico», explica el geriatra y urgenciólogo del Hospital Clínico San Carlos Javier Martín, principal autor de 'Impacto de las medidas de Salud Pública españolas en las visitas a Urgencias y en los casos diagnosticados de Covid-19 durante la pandemia en Madrid' que publica la 'Revista Española de Quimioterapia'. Este estudio observacional ofrece la evolución de la pandemia en 31 días a través de los 7.163 casos que llegaron a este centro hospitalario, divididos en cinco cohortes (no Covid-19, no investigados, posibles, probables y confirmados) y cómo fue evolucionando la situación de las Urgencias a lo largo de las semanas debido a las diferentes instrucciones que se estaban tomando desde Salud Pública (el Ministerio de Sanidad).
7.163 pacientes fueron tratados durante un mes en las Urgencias de este centro, por el que pasan al año 140.000 personas.
El primer corte temporal está el 5 de marzo. Hasta ese momento, no se podía hacer ninguna prueba a no ser que Salud Pública lo permitiera. A partir de esa fecha, cambia el protocolo y ya se pueden hacer test diagnósticos a dos grupos muy concretos: a los pacientes que presentaban una neumonía grave o a aquellas personas enfermas que estuvieron en el norte de Italia o en China. La situación varía el 11 de marzo cuando ya se detecta que en Madrid hay una transmisión comunitaria del coronavirus. Ya se pueden realizar las pruebas. «Durante esas dos primeras semanas, un potencial de tiempo perdido, hay un grupo de pacientes a los que no pudimos o no tuvimos la capacidad de identificar. No sabemos si pudieron favorecer la transmisión del virus al no ser correctamente identificados», explica el doctor Martín, que recalca la manera «totalmente distinta de trabajar» a la que se han tenido que enfrentar los clínicos en esta pandemia.
La tercera parada es el inicio del confinamiento. La medida «más eficaz» para la reducción de la transmisión y que tuvo un efecto colateral en la atención hospitalaria. Los enfermos de otras patologías dejaron de acudir a las urgencias. Los 4.071 personas no Covid-19 se concentraron en la primera quincena del mes para después casi desaparecer; algo similar sucedió con la cohorte de los no investigados, seguramente por la realización de más test. La falta de estos pacientes se puede deber a dos motivos. Por una parte, que hayan decidido quedarse en casa por miedo a contraer el SARS-CoV-2 en el hospital; el segundo motivo, es que esas patologías previas hayan convivido con la Covid-19.
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No obstante, tendrán que ser estudios que se realicen con una mayor distancia temporal los que determinen qué pasó con estas personas que, como también han señalado los profesionales de Atención Primaria, tampoco han acudido a los centros de salud. Además, otro estudio en elaboración está analizando cómo impactó el tiempo que transcurrió entre el primer caso declarado en un país europeo y la decisión de confinar a la población.
La última fecha del estudio es el 25 de marzo, cuando se da la última instrucción durante marzo. Se pide que no se hagan test para aquellos pacientes que tengan síntomas claros y hallazgos radiológicos típicos de la Covid-19. Pero si solo se contabilizan a aquellas personas que han dado positivo por una PCR, «al menos es muy probable que haya una infracuantificación» de los casos. «Los médicos que hemos estado en primera línea de la Covid-19 tenemos la responsabilidad científica y moral de buscar explicaciones y ver si en otra situación de pandemia las cosas que podían haber hecho mejor, vistas ahora las consecuencias», ahonda Martín.
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