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El Gobierno ya trabaja oficialmente con el escenario de la 'nueva normalidad' que más temía: el de una transmisión del virus en una gran metrópoli y sin poder establecer el origen de las infecciones. Salvador Illa, reconoció hoy la evidencia que hasta ahora nadie en ... Sanidad se había atrevido a verbalizar porque admitir esa situación era tanto como asumir que la situación comienza a estar fuera de control: «En Barcelona hay transmisión comunitaria, es así, tenemos que decirlo», admitió finalmente este sábado en una entrevista en Catalunya Ràdio el ministro.
Hasta ahora, los expertos de Sanidad habían detectado esa temida transmisión comunitaria en las últimas semanas en comarcas de Huesca, en la Ciudad de Lleida y en la de Zaragoza, pero confiaban en poder atajar la transmisión del virus al tratarse de núcleos con facilidad de aislamiento.
Desde que a principios de mayo comenzara a embridarse la primera oleada de la pandemia, en el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) se conjuraron para que la transmisión comunitaria en una metrópoli fuera el inicio de la señal de alarma a nivel nacional. Las otras dos señales de alerta eran que, una vez la situación se pusiera bajo control, las nuevas infecciones, al margen de su origen, no debían superar el medio millar en todo el país y que los ingresos diarios por coronavirus no debían pasar de los 200. Y esos dos listones se han sobrepasado ampliamente esta semana con 628 nuevos positivos el viernes (1.313 nuevos casos si se considera la fecha de inicios de síntoma la última semana) y con 228 nuevas entradas en los hospitales de enfermos de la Covid-19.
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Traspasados los tres límites, el Gobierno se negó todavía este sábado a activar los mecanismos más extremos. Es más, IIla descartó hoy que la ciudad condal y su área metropolitana estén ya inmersa en una «segunda ola« de la pandemia, a pesar de que Barcelona reportó este sábado 984 casos, unas cifras que el conjunto del país no veía desde principios de mayo.
Según los informes de Sanidad, la conurbación de la capital catalana registraba hasta el jueves –este sábado nadie se atrevió a aventurar cuantos focos activos había- más de 30 brotes de tamaño medio. Y lo que es peor, en buena parte de estos clusters los 'rastreadores' no han podido establecer la trazabilidad de los contactos, el escenario más peligroso, sobre todo en una gran urbe, ante la imposibilidad de aislar a los transmisores y la dificultad de confinar grandes núcleos poblacionales.
El Gobierno central , que ha ofrecido a las comunidades declarar estados de alarma parciales (a nivel autonómico o en unidades menores) si los territorios se ven incapaces de frenar los rebrotes con la legislación ordinaria, por el momento no se plantea tener que recurrir a esta herramienta extrema, según aseguró hoy Salvador Illa, a pesar de que son cada vez más las voces dentro del CCAES y del propio ministerio que insisten en que el confinamiento voluntario de los 5,4 millones de habitantes del área metropolitana de Barcelona es una «quimera» y que la única medida efectiva sería una orden inexorable de encierro domiciliario generalizado de la población.
El ministro, sin embargo, se mostró hoy convencido –más bien confiado- en que las medidas de restricción de movilidad de la población, particularmente en Aragón y Cataluña, eviten esos estados de alarma. Por eso, pidió especialmente a la población barcelonesa que cumpla la petición de cumplir el confinamiento domiciliario en casa, aunque esa medida parezca contradictoria con la de mantener abiertos los bares al 50%.
El Gobierno sigue valorando el alcance de los brotes en Aragón y, sobre todo, Cataluña, pero Francia ya estudia seriamente tomar de decisiones drásticas para evitar que los rebrotes de Barcelona les salpiquen. El primer ministro francés Jean Castex no descartó este sábado un nuevo cierre de las fronteras con España por el resurgimiento de la epidemia del coronavirus en Cataluña. «Estamos vigilando el tema muy de cerca, especialmente aquí, porque es un problema real, que tenemos que discutir también con las autoridades españolas», afirmó Castex durante una visita la ciudad de Prades, en el departamento de los Pirineos Orientales, fronterizo con España.
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