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Melchor sáiz-pardo | Álvaro Soto
Lunes, 8 de febrero 2021, 18:34
Nunca antes España había tenido un lunes tan negro. El país batió hoy su récord de mortalidad en fin de semana con 909 víctimas desde el pasado viernes. Y eso que durante los días festivos habitualmente se registran en las estadísticas menos fallecidos de ... los reales. A pesar del altísimo número de decesos de las últimas horas, esta mortalidad desbordada -que hizo que el balance total de óbitos se elevara a 62.295 personas- no fue ninguna sorpresa en el departamento que dirige Carolina Darias, ya que los expertos esperaban estas elevadas cifra fruto del gran repunte de casos que se dio en España a partir de la primera semana de enero a cuenta del 'efecto Navidad' y de la llegada de las nuevas cepas del coronavirus mucho más contagiosas.
La tercera ola mostró este lunes su rostro más duro en los tanatorios, aunque la embestida del virus, sin duda, va perdiendo fuerza. España sumó durante el fin de semana 47.095 casos, el mejor dato desde hace un mes, cuando en las estadísticas de Sanidad todavía no había irrumpido el tsunami de nuevos contagios provocado por la relajación de las medidas durante las fiestas. En solo una semana las infecciones han caído un 69% con respecto a las 79.896 contabilizadas el pasado lunes. En solo catorce días los contagios durante el fin de semana se han reducido a la mitad.
Los contagios bajaron a pesar de que las tres cepas más virulentas ya están en España, según confirmó este lunes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias (CCAES), Fernando Simón, quien desveló que Sanidad ya tiene documentados 479 casos de la variante británica «aunque sabemos que hay más»; dos casos de la cepa Sudafricana que, «con la información disponible hasta la fecha, no habrían producido ningún caso secundario»; y un solo caso de la variante brasileña, «de una persona que fue puesta en cuarentena desde su entrada en el aeropuerto (de Barajas), por lo que no debería haber producido trasmisión en nuestro país».
El fuerte descenso de casos tuvo su traducción en la caída de la incidencia acumulada (IA) , que se redujo en dos días 83 puntos. Con hoy, la IA lleva en descenso doce jornadas consecutivas. De hecho, por primera vez desde hace semana ni uno de los 19 territorios (17 comunidades y 2 ciudades autónomas) se situó por encima del millar de casos. La incidencia acumulada cayó en todos y cada una de las regiones y ciudades.
Aun así, tal y como Fernando Simón, la situación sigue siendo de alerta extrema en todas los territorios excepto en Canarias, que con una IA de 157 casos es la única autonomías que no superar los 250 positivos por cada 100.000 habitantes, el listón que marca la zona roja. De hecho, todavía este lunes había tres comunidades con una IA superior a los 900 casos: la Comunidad Valenciana (994), Castilla y León (936) y La Rioja (929).
Aunque la incidencia y sobre todo la mortalidad siguen siendo más que preocupante, lo cierto es que la presión hospitalaria, aun siendo todavía muy alta, continuó cayendo ligeramente. El número de pacientes con covid ingresados de redujo hasta los 27.739, unos niveles que no se veían desde el 22 de enero. Y el porcentaje de ocupación de las camas de UCI, el indicador que más preocupa a los especialistas, bajó unas décimas con respecto al viernes, situándose en el 43, 16%, una media nacional, no obstante, muy superior al 25% de ocupación máxima que recomiendan las autoridades sanitarias internacionales.
Con este panorama, desde luego, Simón no quiso descartar que España pueda enfrentarse todavía a una nueva oleada del virus a pesar de la campaña de vacunación. «Por supuesto que es posible que haya una cuarta ola», afirmó con contundencia el jefe del CCAES, quien, no obstante, apuntó a que si llega esta nueva embestida es probable que ésta sea menos virulenta que los anteriores, ya que «va a haber más personas inmunes pues cada semana que pasa hay 400.000 personas más que han recibido al menos una dosis de la vacuna». «La probabilidad de que una siguiente ola sea muy rápida es cada vez menor. Es probable que tengamos una ola de menor envergadura y mucho más lenta, que nos dé margen para tomar medidas», vaticinó el alto cargo de Sanidad.
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