El coronavirus se ha cobrado ya la vida de más de un millar de personas en China

El propio presidente, Xi Jinping, está preocupado por las consecuencias económicas que puede acarrear la epidemia. Por eso, según reveló la agencia Reuters citando fuentes anónimas, el mandatario pidió la semana pasada a la cúpula del poder político chino que relaje las draconianas medidas impuestas para prevenir la propagación del coronavirus y permitir así el arranque de la actividad. De forma adicional, muchas ciudades, incluidas las grandes metrópolis Pekín y Shanghái, han anunciado ayudas a las empresas afectadas, sobre todo con exenciones de impuestos, e incluso se está contemplando que algunos negocios estén exentos de pagar el alquiler durante estos meses.

Pero a pesar de las directrices de Xi, las medidas de control continuaron incrementándose este lunes. En Wuhan, y en otras ciudades de la provincia de Hubei, epicentro de la infección, las autoridades prohibieron incluso la salida a la calle de una persona por familia, como se hacía hasta ahora para permitir que la gente en cuarentena se abasteciese, y por el contrario ordenaron que sean los propios supermercados los que lleven puerta por puerta lo que necesitan los vecinos.

En casos extremos como el último que reveló el denominado 'Diario del Pueblo', el miedo al contagio ha llevado a que comunidades de vecinos impidan la entrada al portal del personal sanitario que vive en esos edificios. «Tienen que ser responsables. Están en contacto con infectados y no quiero que vengan aquí», comentaba un vecino en un chat grupal al que tuvo acceso el periódico. Las estadísticas parecen darle la razón, porque solo en Wuhan ya se han infectado al menos 500 sanitarios.

La discriminación se extiende también a los ciudadanos de Hubei que no residen en esa provincia y a los que se trata como apestados. En megalópolis como Shanghái se exige que se registren ante las autoridades sanitarias, independientemente de que hayan pasado por el epicentro del coronavirus, mientras la población muestra hostilidad hacia ellos. Por ejemplo, siete vehículos que tenían matrícula de Hubei fueron obligados a dar media vuelta al llegar a la capital económica de China.

Afortunadamente, estas drásticas medidas parece que están surtiendo efecto, porque este lunes fue el quinto día en el que los casos de nuevos infectados se redujeron. Esa caída es especialmente acusada fuera de Hubei, que concentra la gran mayoría de contagios y de víctimas mortales. No obstante, el profesor Gabriel Leung, responsable de Sanidad Pública en la Universidad de Hong Kong, lanzó en las últimas horas una advertencia muy preocupante: si no se ponen en marcha las medidas adecuadas de «control» el coronavirus podría llegar a infectar a un máximo de entre el 60% y el 80% de la población mundial, y sugiere que si las actuaciones emprendidas por China resultan eficaces podrían ser replicadas en otros países.