La contaminación atmosférica mata a 1.200 menores al año en Europa

A pesar de la tendencia favorable, la calidad del aire respirado por los niños y adolescentes «están muy por debajo de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)», revela la investigación. Un problema común para el continente, pero «sobre todo en el centro y el este de Europa y también en Italia».

Cóctel compuesto por oxígeno, dióxido de carbono, material particulado (PM 2,5 y PM 10), óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y monóxido de carbono. Combinación dañina para la salud y «especialmente para los niños, ya que pueden tener un impacto permanente en su desarrollo», revela el estudio de la AEMA.

Dichos impactos comienzan, incluso, antes del nacimiento, con estudios que relacionan la contaminación con el bajo peso al nacer y el parto prematuro. Por ello, este organismo comunitario ha recomendado poner el foco en la calidad del aire en las inmediaciones de escuelas, guarderías, instalaciones deportivas y en el transporte público. «La exposición de la madre a la contaminación atmosférica «está relacionada con el bajo peso de los recién nacidos y con partos prematuros«, recuerda la Agencia Europea del Medioambiente.

La función y el desarrollo pulmonar de los niños se ven afectados por la contaminación del aire, especialmente por el ozono y el dióxido de nitrógeno (NO 2 ) a corto plazo, y por las partículas finas (PM 2,5 ) a largo plazo. Además, estos contaminantes también puede agravar enfermedades crónicas como el asma, que afecta al 9% de los niños y adolescentes en Europa, además de aumentar el riesgo de algunas enfermedades crónicas más adelante en la edad adulta.

Precisamente, el PM 2.5 es uno de los agentes más dañinos para la salud humana y, además, es uno de los más presentes. «El 97% de la población urbana estuvo expuesta a concentraciones de PM 2.5 por encima de la directriz anual de la OMS de 2021 de 5 microgramos/m3», destaca la AEMA. Esto se traduce en mayores accidentes cerebrovasculares y enfermedades respiratorias.

«Los niveles de contaminación del aire en toda Europa siguen siendo inseguros y las políticas europeas de calidad del aire deberían tener como objetivo proteger a todos los ciudadanos, pero especialmente a nuestros niños, que son los más vulnerables a los impactos de la contaminación del aire en la salud», revela Hans Bruyninck, director ejecutivo de la AEMA.

A principios de los años 1990, las partículas finas provocaban casi un millón de decesos prematuros en los 27 países de la UE. En 2005, fueron 431.000 las muertes registradas por esta causa, según datos de la agencia. Un informe publicado por este mismo organismo el pasado mes de noviembre señalaba que, al menos, 238.000 murieron prematuramente en Europa en 2020 a causa de la contaminación atmosférica en los países miembros de la Agencia (que incluye a los miembros de la UE, Turquía, Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein).

Con estos datos, Bruselas pretende adaptar su normativa a la internacional. En la actualidad, las pautas de la OMS son de 5 microgramos por metro cúbico para PM 2.5 y 10 microgramos por metro cúbico para NO2; mientras que las marcadas por Bruselas están por encima de este límite y esperan que para 2030 las PM 2.5 no puedan superar los 10 microgramos por metro cúbico y el dióxido de nitrógeno se queden por debajo de los 20 microgramos por metro cúbico. «Es urgente que sigamos intensificando las medidas a nivel local, nacional y de la UE para proteger a nuestros niños, que no pueden protegerse a sí mismos», destaca Bruyninck.