Zigor Aldama
Shanghái
Miércoles, 5 de febrero 2020, 00:01
El número de fallecidos este martes por el coronavirus 2019-nCoV continuó al alza, y lo hizo a la mayor velocidad desde que se identificó la infección: añadió 64 nombres a una lista que recoge ya 490. No obstante, las autoridades chinas prefieren centrarse ... en otra cifra, la de quienes se han recuperado de la neumonía atípica: su número se incrementó en 213 personas y alcanzó las 892. Así, el Gobierno informó de que la mortalidad del coronavirus que se originó en la ciudad de Wuhan se ha reducido hasta el 2,1% a nivel nacional. «Supone dos décimas menos de la mortalidad registrada en un inicio y es un dato muy esperanzador», señaló el portavoz de la Comisión Nacional de Sanidad, Jiao Yahui.
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Si se tiene en cuenta que China suma ya más de 24.300 contagiados -una cantidad que aumenta aún de forma exponencial en unos 3.000 al día- y que cuenta con otros 23.100 casos dudosos, es evidente que la cifra final de víctimas mortales por la epidemia superará ampliamente el millar. Ante la falta de una vacuna, la única fórmula para evitarlo está en el éxito que tengan los diferentes cócteles experimentales de fármacos antivirales que se están administrando tanto en China como en otros países, aunque preocupan sus efectos secundarios en los pacientes.
Entre los casos que eran monitorizados estaba el de una mujer embarazada. Médicos del Hospital de Wuhan, epicentro del nuevo brote de coronavirus, han informado del primer caso de un bebé infectado con el virus solo 30 horas después de haber nacido. Según han señalado este caso podría confirmar la transmisión del virus en el útero
La madre, que dio a luz el pasado 2 de febrero, también dio positivo por el virus antes de dar a luz, dijo el Hospital Union afiliado al Tongji Medical College de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong. Su bebé es el caso registrado más joven infectado con el coronavirus.
Los expertos han afirmado que se podría tratar de un caso de transmisión de madre a hijo. El bebé, que ha pesado al nacer 3,25 kilos, se encuentra estable y bajo observación.
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Otra de las consecuencias de la epidemoa que más inquieta es la económica. El retraso en la reanudación de la actividad empresarial va a tener un impacto negativo en la 'fábrica del mundo'. Y el efecto dominó puede terminar salpicando también a las empresas españolas. «Si se rompe la cadena de suministros, es posible que no podamos proveer piezas esenciales a nuestra matriz», comenta Pedro Segovia, empleado de una empresa de automoción vasca. «Los bancos no funcionan y nos están retrasando los pagos, pero nosotros vamos a tener que pagar los sueldos aunque no tengamos ingresos. Si la situación se alarga mucho, puede que tengamos que despedir a gente. Espero que no», añade Luis Galán, fundador de la empresa de consultoría en economía digital 2Open.
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También preocupan las restricciones a los movimientos que están decretando cada vez más países, y que han dejado a muchos trabajadores en tierra, sin poder regresar a China. El propio Galán, por ejemplo, cuenta que su vuelo de regreso a Shanghái ha sido cancelado con tres semanas de antelación, razón por la que no puede volver a hacerse cargo de la empresa. Y en África se han quedado varados el chef Sergio Moreno y la arquitecta Alba Galán, que contrataron un safari para pasar las vacaciones del Año Nuevo Lunar. Salieron de la capital económica de China poco después de que se hiciese oficial la epidemia, y ahora ninguna aerolínea quiere devolverlos a Shanghái, donde trabajan.
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«Nos han cancelado ya tres vuelos diferentes. Íbamos a haber regresado el día 2, pero aquí seguimos. Y ahora con temor a que, después de cambiar el itinerario, no podamos salir del tercer país en el que hagamos escala», afirmó este martes Moreno en conversación con este diario. Como muchos otros en la misma situación de esta pareja, entre sus opciones está regresar a España y esperar a que se levanten las restricciones. «Pero el restaurante tiene que reabrir el día 10 y debemos retomar la actividad», añade, disgustado por no poder cumplir con sus responsabilidades.
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En Hong Kong, sin embargo, muchos ciudadanos exigen precisamente que se cierren todos los pasos fronterizos con la China continental, y más desde que este martes se registró en la excolonia británica el primer fallecido por el coronavirus.
En Macao, centro mundial de las apuestas, un empleado de casino se cuenta entre los diez contagios de coronavirus confirmados. Así que este martes el Gobierno se rindió a la evidencia y decidió decretar para las próximas dos semanas la clausura de sus 41 casinos, principal fuente de ingresos de la antigua colonia portuguesa.
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Por todo el mundo, ciudadanos asiáticos de múltiples nacionalidades han puesto en marcha la campaña #NoSoyUnVirus para denunciar las actitudes racistas que sufren desde que se declaró la epidemia. Muchos mensajes detallan cómo la gente se aparta de quien tiene los ojos rasgados como si fuesen apestados o se pregunta en voz alta si no estarán infectados. Esa discriminación se ha propagado más rápido que la propia epidemia y afecta a la población asiática en casi todos los continentes. Incluso en países como Tailandia o Vietnam, algunos establecimientos niegan el servicio a ciudadanos chinos.
Los habitantes de la provincia china de Hubei, epicentro de la epidemia, viven una situación aún peor en su propio país. El temor al contagio ha hecho que muchas ciudades requieran su registro con la policía, y algunos vecinos se han tomado la cuarentena por su mano: abundan los vídeos en los que se ve cómo personas enfurecidas trancan desde fuera la puerta de las viviendas de aquellos inquilinos originarios o recién llegados de Hubei para mantenerlos en cuarentena.
Las autoridades también piden que se ponga en su conocimiento cualquier caso que trate de pasar desapercibido, sobre todo vecinos que rehúsan ir al hospital cuando sienten algunos síntomas o tratan de escapar a otras localidades donde consideran que la sanidad es mejor. En esta coyuntura de temor, ayer un grupo de personas propinó una paliza a una pareja que acababa de regresar de Hubei y no se protegía con mascarillas. Otros han denunciado que muchos hoteles no los aceptan como clientes y deben dormir a la intemperie.
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