La ciencia empezó a enfrentarse a la covid-19 con pocas armas, como ocurre cada vez que surge una nueva enfermedad. Y aunque poco a poco los investigadores han adquirido más conocimientos, el modo en que se contagia el virus SARS-CoV-2, causante de ... la covid, ha generado controversia desde el inicio de la pandemia. Entonces, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró tajante que los contagios se producían sobre todo a través de gotas que expulsaban los enfermos, pero científicos de todo el mundo pronto descubrieron que la mayoría de las infecciones sucedían de otra forma, a través de aerosoles, partículas que se emiten al respirar, hablar, cantar, gritar, toser y estornudar y que permanecen en el aire horas hasta que una persona las respira y se contagia. Ya en 2021, la OMS rectificó y admitió la importancia de los aerosoles en la expansión de la infección. El científico español José Luis Jiménez, profesor del Departamento de Química de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, ha formado parte del equipo de expertos internacionales que este jueves publicó en la prestigiosa revista científica 'Science' la investigación definitiva sobre el estrecho vínculo de los aerosoles y la covid.
–Al principio de la pandemia se expusieron varias teorías sobre cómo se producían los contagios: por gotas, por contacto con superficies... ¿Se minusvaloró la transmisión por aerosoles?
–No solo se minusvaloró, sino que directamente se descartó. El 28 de marzo de 2020, la OMS afirmó que era un hecho que el SARS-CoV-2 no se transmitía por el aire. Llegaron a decir que hablar de los aerosoles era desinformar. El 3 de abril, un grupo de investigadores contactamos con la OMS, pero nos dijeron que el contagio por aerosoles era una locura. Mantenían el dogma de que se transmitía por gotas, pero lo hacían porque ninguno de los encargados de investigar el origen de los contagios era experto en el ámbito de la transmisión aérea. Con el tiempo ha quedado demostrado que los aerosoles son la forma de transmisión más importante, y probablemente la única importante, y la OMS ha tenido que rectificar. Las personas contagiadas y que tienen una carga viral alta expulsan aerosoles, que se comportan como el humo en el aire, y contagian cuando los respiramos, no cuando chocan en la nariz, como ocurre con las gotas.
–Ustedes también subrayan que la transmisión por aerosoles está detrás de los contagios en otras enfermedades respiratorias, como los catarros o la gripe, y resulta sorprendente que hasta ahora no se valorara esta teoría.
–Hemos revisado la evidencia científica sobre catarros o gripes y hemos visto que no se había aceptado el contagio por aerosoles en estas enfermedades por la misma resistencia que ha llevado a la OMS a tardar un año en admitir que la covid se contagia por aerosoles. En este campo, era un dogma decir que se transmite por gotas en proximidad, pero se ha demostrado que es un error. Lo importante es que esta investigación nos va a ayudar no solo a prevenir la covid, sino también la gripe o los catarros, con las mismas medidas en espacios cerrados: medir el CO2 para que todo el mundo sepa que un lugar está ventilado, distribuir mascarillas en hospitales o a gente mayor para que no se contagie de la gripe. Este nuevo conocimiento abre un nuevo tipo de medidas inteligentes que podemos aplicar.
–¿Cuáles son esas medidas contra los aerosoles?
–Hay que explicar que se transmiten como el humo, así que se debe hacer lo mismo que cuando se quiere evitar el humo. Lo más eficaz es realizar actividades al aire libre con distancia y si no se puede con distancia, con mascarilla. Eso es mucho más seguro que cualquier cosa que se haga en interiores. En interiores siempre va a haber un riesgo, y para reducirlo, se necesitan varias capas de protección. La primera es la mascarilla, pero la mascarilla tiene que ser de buena calidad y ajustarse bien a la cara. La mayoría de la gente falla en el ajuste, se deja huecos cerca de la nariz. De hecho, hay personas que todavía eligen una determinada mascarilla porque deja más huecos y así respiran mejor. Lo que necesitamos son mascarillas que cierren todos los huecos, las FPP2 son las mejores, y hay que tener cuidado con las que tienen una capa de tela. Además, se debe pasar el menor tiempo posible en interiores. Y ventilar. Volvemos al humo: es como si hubiera humo en una habitación y quisieras sacarlo fuera.
Ambientes cerrados
–¿Qué se puede hacer para verificar que en un ambiente cerrado no está el virus en el aire?
–En ese caso, es muy útil medir el dióxido de carbono. Podemos hacernos con medidores de infrarrojos de 100 euros que permiten distinguir los lugares mal ventilados y actuar en consecuencia. Pero si se trata de espacios en los que no se puede ventilar, hay que filtrar el virus, que es pasar los aerosoles por un filtro en el que se quedan pegados. Hay filtros HEPA que son caros y otros que se pueden hacer con un ventilador y que funcionan. Filtrar funciona muy bien y no tiene contraindicaciones. Porque luego existen otras técnicas para tratar de 'matar' al virus, como la luz ultravioleta, pero solo la recomendamos en salas de urgencias o cárceles, por ejemplo, y métodos químicos como el ozono, la lejía, el agua oxigenada, los iones, los plasmas, la fotocatalasis o los hidroxidos, que no los recomendamos en absoluto, porque además de que muchas no funcionan contra el virus, las que lo hacen producen reacciones químicas que pueden dañar nuestros ojos y nuestro sistema respiratorio. Pudiendo poner filtros, no se deben usar estas técnicas.
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