La pericia y el valor de un práctico evitan una catástrofe en Cartagena como la del 'Prestige'

El 'Front Siena' tenía que atracar aquel lunes, sobre las nueve de la noche, en la dársena de Escombreras y descargar crudo maya para la refinería de Repsol. Como cada vez que se aproxima un buque a puerto, el práctico, que es el marino mercante habilitado para realizar las maniobras de atraque y desatraque, salió a su encuentro para subir a bordo y dirigir las operaciones desde el puente de mando. Cuando Lario y el patrón de la lancha 'Gorguel' de la Corporación de Prácticos se aproximaron al petrolero observaron que este llevaba un rumbo errático y una velocidad excesiva para la cercanía de puerto: 10,5 nudos por hora, según datos del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible. Inmediatamente, el práctico ordenó por radio al capitán del 'Front Siena' que echara por el costado de babor la escala para trepar hasta la cubierta y que disminuyera la velocidad por debajo de los 7 nudos, que es la máxima permitida para el embarque seguro del piloto. La primera orden la acató. La segunda, no. Lario no se arrugó.

Así que sin dudar un momento, pidió al patrón de su lancha que se aproximara al costado del petrolero, asió la escala de gato y trepó hasta la cubierta con gran riesgo para su integridad debido al exceso de velocidad, a la oscuridad y porque arriba no le esperaba ningún tripulante, como es preceptivo para reforzar la seguridad en dicha maniobra.

Lo que encontró en cubierta no fue mejor de lo esperado. De entrada, una superficie totalmente a oscuras, algo inusual cuando se recibe al práctico. Y un montón de marineros, que en plena situación de riesgo, hablaban entre ellos «despreocupados», según el propio práctico. Situación que, pasados los días, achaca a la inexperiencia de los tripulantes, incluidos el capitán y sus oficiales, así como a la falta de profesionalidad. «Creo que iban más preocupados de la inspección que tenían al día siguiente en Escombreras que de la maniobra», según Lario.

Lario se dirigió al puente, donde encontró a un capitán georgiano, de 40 años, charlando con varios miembros de su tripulación, también jóvenes, totalmente ajenos a la situación de riesgo que había en ese momento y sin ocupar los puestos que tienen asignados para la maniobra de atraque. Así que Lario, tras rechazar indignado un café, tomó el mando de la situación sin cortesías ni protocolos para realizar uno de los servicios más importantes en sus dos décadas como práctico portuario.

El petrolero mantenía una velocidad excesiva cuando tenía a una milla de distancia el puerto de Cartagena. Había que parar la mole antes de que fuera demasiado tarde. Así que Lario ordenó a gritos dar máquina atrás a la máxima potencia, pidió el auxilio de dos remolcadores para afirmar los cabos de arrastre y exigió fondear con urgencia las dos anclas del buque tanque, pero en el momento más adecuado para ello, puesto que había riesgo de partir las cadenas. Del roce de estas con los escobenes saltaban chispas.

Tras una media hora de gran tensión, el 'Front Siena' quedó totalmente dominado, con su proa a cien metros de distancia de la punta de la Podadera, cercana al faro de Navidad. Pero con el susto ya pasado, el práctico y los remolcadores dirigieron el barco hasta su atraque en Escombreras. Antonio Lario informó de lo sucedido al centro de control del Puerto, a Capitanía Marítima y al Colegio de Prácticos. En la oscuridad de la noche, la situación de emergencia pasó totalmente desapercibida para los cartageneros que a muy poca distancia del petrolero hacían su vida normal.

De haber embarrancado en las rocas es imaginable lo que podría haber pasado con el crudo almacenado en las bodegas. «La diligencia del práctico evitó una catástrofe a menos de 100 metros de la costa más cercana, Punta de la Podadera», indicaron desde el Ministerio. Y así lo han reconocido también con sus felicitaciones Capitanía Marítima y la Autoridad Portuaria de Cartagena.

Una vez visto el informe del práctico y entrevistar al día siguiente al capitán del petrolero, en la que el marino georgiano admitió su actitud negligente y se mostró arrepentido, el capitán marítimo de Cartagena, Óscar Villar, ordenó la detención del buque y abrió un expediente sancionador, estableciendo una garantía de 400.000 euros. Esta cantidad servirá para cubrir la posible sanción por los hechos ocurridos que, según el Ministerio de Transportes, suponen un incumplimiento de las normas de seguridad marítima. También por los que pudieran derivarse tanto de la inspección de seguridad a la que fue sometido el buque (inspección que se lleva a cabo a buques de bandera extranjera) como a la auditoría de seguridad que también ordenó la Capitanía para comprobar el buen funcionamiento de los equipos del barco.

La empresa propietaria del petrolero ingresó inmediatamente los 400.000 euros de garantía en la Caja General de Depósitos del Tesoro Público. Además, relevó al capitán, a los oficiales y a buena parte de los veintidós tripulantes del 'Front Siena'. El buque navega estos días desde Cartagena hacia Brasil, tras una escala de horas en Gibraltar.