Salvador arroyo
Bruselas
Jueves, 28 de noviembre 2019
429 votos a favor, 225 en contra y 19 abstenciones. Esos son los registros que sustentan la declaración de emergencia climática y medioambiental que este jueves ha alumbrado el Parlamento Europeo. Se trata de un toque de atención a los gobernantes -de efecto simbólico ... más que práctico a medio plazo-, que llega a cuatro días de la cumbre del clima de Naciones Unidas (arranca el lunes en Madrid y se celebrará hasta el 13 de diciembre). Y que convierte a Europa en el primer continente que enciende la luz de alarma global y exige la adopción de medidas urgentes para alcanzar un escenario neutro en emisiones contaminantes que ponga fin al calentamiento global.
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«El hecho de que Europa se haya convertido en el primer gran territorio que declara la situación de emergencia es un fuerte mensaje a los ciudadanos y al mundo entero», se ha felicitado Pascal Canfin, el eurodiputado francés, integrado en las filas del grupo liberal Renovar Europa, que ha impulsado la iniciativa. Hasta el momento 1.195 entidades y gobiernos locales en 25 países (un total de 454 millones de ciudadanos) han declarado esa situación de emergencia. Y entre ellas, varios parlamentos como los de Escocia, Canadá, Francia, Portugal o Argentina, entre otros).
En la Eurocámara la propuesta estuvo a punto de naufragar el pasado lunes, durante el debate. Y de hecho hoy no ha obtenido el apoyo pleno del principal grupo del hemiciclo, el de los populares europeos (aunque los eurodiputados españoles sí han votado a favor del texto). En el Partido Popular Europeo había discrepancias con el uso del término 'emergencia'. Se abogó por hablar de 'urgencia'; un matiz rechazado por las familias que han dado soporte a la declaración (además de los liberales, los socialistas y los Verdes). Desde los escaños ultraconservadores y euroescépticos, el discurso ha planeado sobre la idea del negacionismo.
Este llamamiento del Parlamento Europeo se produce tres semanas después de que Donald Trump haya consumado la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de Paris -que supone desde 2015 el primer pacto vinculante para contener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados centígrados y que suscribieron en su día 195 países-. Pero también pretende marcar el paso a los Gobiernos de la UE y a la nueva Comisión Europea de Ursula Von der Leyen. El texto, de hecho, exige al futuro Ejecutivo comunitario que garantice que todas sus propuestas legislativas y presupuestarias «tendrán en cuenta el objetivo de limitar el calentamiento global a un máximo de 1,5 grados centígrados».
Los eurodiputados también han lanzado este jueves una segunda declaración (ésta más específica y orientada a la cumbre de Madrid) en la que se insta a la UE a presentar su estrategia para lograr la neutralidad de las emisiones «tan pronto como sea posible», y en cualquier caso, con límite en 2050. También se ha requerido a Von der Leyen para que comprometa la reducción en un 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030. Este segundo texto ha obtenido el respaldo de 430 eurodiputados frente a los 190 que votaron en contra y 34 abstenciones.
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