darío menor
Corresponsal. Roma
Martes, 5 de febrero 2019, 01:00
No es lo mismo hablar de libertad religiosa, de derechos de las minorías o de violencia fundamentalista en Roma que en la península arábiga. Desde ese territorio que nunca antes había pisado un Pontífice lanzó ayer el papa Francisco un valiente llamamiento a favor de ... la convivencia armónica entre distintos credos y en contra de las «políticas agresivas» que están detrás de las guerras en Yemen, Siria, Libia e Irak.
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En Emiratos Árabes Unidos (EAU), donde participó en una reunión interreligiosa celebrada en el Memorial del Fundador de Abu Dabi, Jorge Mario Bergoglio afrontó el problema del islamismo radical al subrayar que «usar el nombre de Dios para justificar el odio y la violencia contra el hermano es una grave profanación». «No hay violencia que encuentre justificación en la religión», destacó el Papa, proponiendo la educación, la cultura y la justicia como mejores antídotos para prevenir el fundamentalismo.
La conferencia interreligiosa supuso la cita más importante de la visita del Papa junto a la misa que presidirá hoy en la capital de EAU, uno de los territorios de la región más abiertos con los cristianos, como prueba que casi un 10% de sus 9 millones de habitantes sean católicos. Se trata en su mayoría de inmigrantes llegados al pequeño país del Golfo atraídos por su vigoroso desarrollo económico. Francisco no se olvidó de ellos ni de los otros cristianos que viven en la región como ciudadanos de segunda frente a la mayoría musulmana.
Pidió «oportunidades concretas de encuentro» en Oriente Medio para que las personas de diferentes religiones «tengan el mismo derecho de ciudadanía». Y no se cortó al criticar que cuando la justicia está dirigida «solo a miembros de la propia familia, compatriotas creyentes de la misma fe, es una justicia que cojea, es una injusticia disfrazada».
Con elegancia y diplomacia, el Papa se encargó de denunciar el comportamiento en el tablero internacional de países de la región como EAU o Arabia Saudí y su implicación en los conflictos armados que se viven en Yemen, Siria, Libia e Irak. Las religiones, destacó, deben contribuir a la «desmilitarización del corazón del hombre», pues ni las armas ni las «políticas agresivas» producen nunca estabilidad.
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«La guerra no sabe crear nada más que miseria, las armas nada más que muerte», dijo en su intervención en la conferencia interreligiosa, en la que participó el gran imán de la universidad egipcia de Al-Azhar, Ahmed al-Tayyeb, principal líder religioso del islam suní. Ambos firmaron un documento a favor de la fraternidad humana.
Para Khaled B. Akasheh, jefe de oficina para el islam en el Pontificio Consejo de Diálogo Interreligioso, el mensaje de Francisco apuesta por la «fraternidad universal» y muestra que todas las personas «somos hermanos y tenemos un mismo origen y un mismo final». Se espera que hasta 100.000 personas participen en la misa de hoy oficiada por el Papa en el estadio Zayed de Abu Dhabi y se convierta así en la ceremonia más multitudinaria jamás registrada en EAU.
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