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Darío Menor
Roma
Miércoles, 8 de septiembre 2021, 17:53
Es habitual que el papa Francisco deje los mejores titulares cuando, en medio de un discurso, decide improvisar sobre el texto que tenía preparado. Es lo que ocurrió este miércoles durante la audiencia general que presidió en el Aula Pablo VI del Vaticano al hablar ... sobre la igualdad entre sexos que ofrece el bautismo. Dijo que era necesario «reafirmarla también» hoy debido a las «expresiones de desprecio a las mujeres» que siguen existiendo y que llegan incluso a la «esclavitud de las mujeres». Éstas, subrayó, tienen «la misma dignidad que los hombres», aunque no disfruten de «las mismas oportunidades».
«La igualdad en Cristo supera la diferencia social entre los dos sexos, estableciendo una igualdad entre hombre y mujer», dijo el Papa en su catequesis, centrada en la Carta de san Pablo a los Gálatas. El Pontífice denunció además en la audiencia general cómo se sigue pisoteando la dignidad de muchas personas por razones económicas. Lamentó que haya «mucha gente en el mundo que no tiene derecho a comer, a la educación ni al trabajo» y consideró a estas personas «los nuevos esclavos», que viven en «las periferias», donde sufren la «explotación de todos». «También hoy hay esclavitud», insistió, lamentando que se niegue la «dignidad humana» de millones de personas.
Pese a las palabras de Jorge Mario Bergoglio en defensa de la «igualdad» entre sexos, esta cuestión sigue provocando ampollas dentro de la Iglesia católica por la enorme dificultad para que las mujeres accedan a puestos de decisión dentro de su jerarquía. El último episodio se vivió este lunes durante la presentación del Sínodo sobre la sinodalidad que comenzará en su fase diocesana el próximo 17 de octubre. En este encuentro por primera vez una mujer tendrá derecho al voto. Se trata de la religiosa francesa Nathalie Becquart, subsecretaria de la Secretaría General del Sínodo, la institución vaticana que organiza esta asamblea.
Ante las preguntas de los periodistas acerca de si habrá otras féminas que puedan votar, el cardenal maltés Mario Grech, secretario de la Secretaría General del Sínodo, se mostró visiblemente incómodo y trató de restarle valor al sufragio. «La atención al voto no me deja sereno, porque no es el voto lo que cuenta», dijo Grech. Becquart tampoco quiso ahondar en el hecho de ser la única mujer que podrá votar en el Sínodo y se limitó a subrayar la «importancia» de escuchar a las féminas para que sean «protagonistas desde el inicio» de todo el proceso sinodal, que se prolongará hasta octubre de 2023 y contará con una fase continental tras su primera etapa diocesana.
También fue considerado como un avance en la posición de las católicas dentro de la Iglesia la decisión del Papa de que puedan acceder a los ministerios del lectorado y del acolitado. Con este anuncio del pasado mes de enero, Francisco institucionalizó la lectura de la Palabra de Dios durante las celebraciones litúrgicas por parte de las feligresas, así como su servicio en el altar para ayudar al sacerdote o incluso en la distribución de la comunión.
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