darío menor
Corresponsal. Roma
Viernes, 5 de marzo 2021, 18:50
Los católicos de Irak, una minoría de unas 300.000 personas que a las guerras que lleva encadenando su país desde hace cuatro décadas añaden la persecución religiosa del yihadismo, estaban muy necesitados de una visita como la que este viernes comenzó el papa Francisco. ... En el avión que le llevó a Bagdad desde Roma, el Pontífice ya adelantó que consideraba su viaje «un deber hacia una tierra torturada durante tantos años».
Publicidad
Esa tortura la pudo conocer de primera mano en la ceremonia con la Iglesia local que presidió en la catedral sirocatólica de Bagdad. Este templo sufrió dos ataques terroristas, el más grave en octubre de 2010, cuando al menos 48 cristianos murieron asesinadas por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), entre ellos dos sacerdotes. Hay abierto un proceso para beatificar a estas víctimas del odio religioso.
En esta catedral con una historia tan dolorosa a sus espaldas Francisco mantuvo este viernes un encuentro con un centenar de representantes de la comunidad católica local, liderada por el patriarca sirocatólico Ignace Youssif Younan y por el cardenal Louis Sako, patriarca de los caldeos. El Papa dedicó en el templo un recuerdo especial a los «hermanos y hermanas que aquí han pagado el precio extremo de su fidelidad al Señor y a su Iglesia». Deseó que su «sacrificio» inspire a los fieles pero no para ansiar la venganza, sino para lograr «el perdón, la reconciliación y la resurrección».
Francisco también tuvo palabras para animar a los católicos a que permanezcan en su tierra y no opten por el camino de la emigración, como han hecho muchos desde hace décadas huyendo de la guerra, la persecución y la falta de oportunidades. «Sabemos qué fácil es contagiarnos del virus del desaliento que a menudo parece difundirse a nuestro alrededor», dijo, celebrando la labor educativa y caritativa de las Iglesias locales. «Los animo a perseverar en este compromiso para garantizar que la comunidad católica en Irak, aunque sea pequeña como un grano de mostaza, siga enriqueciendo el camino de todo el país».
Noticia Relacionada
El país árabe, patria del profeta Abraham, contaba con unos cuatro millones de cristianos en 1947, una cifra que se redujo hasta menos de 1,4 millones antes de la caída de Sadam Husein en 2003. La migración se convirtió en éxodo con la eclosión del EI y su ocupación de la llanura de Nínive entre 2014 y 2017. «En las últimas décadas, ustedes han tenido que afrontar las consecuencias de la guerra y de las persecuciones, la fragilidad de las infraestructuras básicas y la lucha continua por la seguridad económica y personal, que a menudo ha llevado a desplazamientos internos y a la migración de muchos», recordó el Papa.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.