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Cerdos en la granja de Castilléjar. José Utrera
Un negocio suculento

Un negocio suculento

España es la tercera potencia porcina del mundo. Frente a la presión de los animalistas, los ganaderos tratan de equilibrar el bienestar de los cerdos, la seguridad alimentaria y la rentabilidad

INÉS GALLASTEGUI

Sábado, 3 de marzo 2018, 10:44

Seamos realistas: las granjas de cerdos huelen a cerdo. Los gorrinos no son de color rosa chicle y en el suelo de las naves hay restos de excrementos. A esos lechones sonrientes que retozan en prados verdes y triscan entre las flores en los anuncios ... de embutido no se les ve por ninguna parte. Cuando la industria alimentaria dice que se preocupa del bienestar animal, no significa que sus marranos escuchen música clásica, beban cócteles con pajita o reciban masajes en el lomo; quiere decir que las explotaciones cumplen estrictamente las normativas españolas y europeas, las más exigentes del mundo, sobre bienestar animal y seguridad alimentaria. Ni más, ni menos.

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