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Un naturalista español logra que los leones le consideren uno de los suyos

Un naturalista español logra que los leones le consideren uno de los suyos

El documentalista Jorge Alesanco consiguió tal grado de amistad que las hembras le regalaron una gacela

Lunes, 20 de abril 2020, 00:25

Los leones de la reserva natural de Masai Mara (Kenia) tienen a este naturalista por uno de los suyos. El documentalista Jorge Alesanco se infiltró durante meses en la manada y acompañó a sus miembros día y noche para observar sus hábitos y métodos de ... caza. Al final, con tanta hermandad, lo consideraron un ejemplar más del grupo. «Poco a poco fueron conociéndome y aceptándome, hasta el punto de que creamos una especie de vínculo de amistad». Los animales le toman por una suerte «macho vertical» que sigue allá donde van a las hembras, las cuales se han acostumbrado a su tono de voz y manera de expresarse. Incluso bosteza como un igual para dar mayor verosimilitud a su papel. «Nunca he sufrido un rasguño», dice este documentalista que está grabando para TVE una serie de nueve episodios sobre la vida salvaje de los grandes depredadores.

Alensanco vive con su mujer desde hace quince años en un campamento levantado en medio de la sabana, al sudoeste de Kenia, en una región por la que se prolonga el parque nacional del Serengueti. Madrileño del barrio de Chamartín, hizo un año de Derecho y montó unas escuelas de idiomas, un negocio que abandonó por su atracción por la vida indómita. La pareja se plantó en estos parajes aislados, donde no se percibe la huella del hombre, con la misión de estudiar al guepardo. Alesanco ha decidido fijar su residencia aquí y aquí es donde quiere morir. Se gana la vida organizando safaris fotográficos y cuando sus clientes le dejan libre no deja a los leones ni a sol ni a sombra. Su formación de etólogo la adquirió por los libros y el seguimiento continuo de los felinos.

El naturalista se ha ganado de tal modo la confianza de los carnívoros que estos le han revelado sus mayores secretos. «Me han ocurrido cosas absolutamente mágicas. Las hembras me han llevado a los cubiles donde crían a sus cachorritos. Una vez me regalaron incluso una gacela que habían cazado. Existía una leona que no me aceptaba y las demás me defendieron. El león es un animal que puede llegar a comportarse de una manera generosa y noble».

«Me han pasado cosas mágicas. Las leonas me llevaron a conocer los cubiles donde crían a sus cachorros»

jorge alesanco. naturalista

Ello no quita para que los machos, especialmente los jóvenes, se muestren implacables. Los llamados leones nómadas que quieren someter y controlar a una manada han de expulsar a los viejos reyes. Para doblegar a las hembras muy a menudo matan a las crías lactantes que están a su cargo. «Llega un momento en que las leonas están tan sometidas por los machos que rechazan incluso a sus propios hijos, a los que dejan de dar de comer», dice. «Las víctimas son ya no solo los lactantes. También los cachorros medianos están condenados a morir de hambre».

Es en ese momento cuando los machos tienen totalmente sojuzgadas a las hembras, cuando se produce el apareamiento, hasta 80 veces en un mismo día si están en celo. «Así como las hembras de guepardos necesitan muy pocas cópulas para quedarse preñadas, las leonas precisan ese número de coitos para asegurar la fecundación».

Alesanco no ha conseguido tal grado de compenetración con ninguna otra especie. Ha logrado que algún leopardo, elefante o hienas le tolerasen, pero solo con los leones ha alcanzado una complicidad tan profunda. Curiosamente son las hienas una de las pocas especies que aterran a las leonas, que a la postre son las que se dedican a la caza y crianza, mientras los machos, pese ser muy buenos cazadores, se limitan a proteger el territorio. Las hienas, que el naturalista describe como especímenes muy inteligentes y organizados, infunden verdadero pánico a las leonas. Si una hembra se topa con dos hienas, lo más seguro es que abandone la presa recién cazada y huya. Los carroñeros solo se arredran cuando el macho de león viene a poner orden y ahuyentar a los ladrones.

A la reserva no ha llegado el confinamiento por el coronavirus, entre otras cosas porque Jorge Alensaco y su mujer no tienen vecinos a varios kilómetros a la redonda.

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