Una «muestra de reconocimiento y gratitud» a Don Julián López por su medio siglo de sacerdocio

Cerca de ochenta personas se han reunido en el salón de actos del Seminario Mayor de San Froilán para atender a la presentación, con posterior vino español, que el centro adscrito a la Universidad Pontificia de Salamanca había preparado para mostrar, tal y como expresa el propio libro, «reconocimiento y gratitud» hacía el homenajeado. El acto ha comenzado con la explicación de la motivación de esta publicación especial, la cual la ha realizado el secretario del centro educativo. «Studium Legionense se ha convertido en el vocero de todos ellos que gustosamente han querido rendirle este tributo», ha señalado Juan Manuel Sánchez. «Son páginas cargadas de admiración».

Desde sus inicios en Toro, ciudad que le vio crecer y en cuyo Seminario Menor ingresó Don Julián, hasta la actualidad sin escatimar en ningún detalle, Don Luis García, sacerdote leonés; Canónigo 'ad tempus' de la Real Colegiata de San Isidoro de León y Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, fue el encargado de realizar una semblanza del obispo, que ha concluido con un resumen de su servicio pastoral que ha expuesto Florentino Alonso.

«Mi mayor palabra en un momento como este puede ser gracias. Lo primero, a Dios, que me ha dado el don de la vida, el don de la vocación, el don del ministerio y el don del pueblo de Dios, los fieles laicos», ha expresado el obispo leonés, quien ha mostrado su agradecimiento a las personas que han marcado su vida: «A mis padres, ellos fueron mis primeros y fundamentales formadores. No tanto lo que decían, sino lo que yo veía en ellos. Mi hermano, que ahora está casado. Ellos han sido siempre mi recinto».

Sus formadores, «a quienes tengo agradecimientos muy grandes», El papa San Pablo VI, «pues su mensaje me marcó en profundidad», y el de todas las parroquias, así como personas que le han ayudado a orientarse durante su vida. Al respecto, ha recordado sus viajes en auto-stop que realizó de joven desde Zamora hasta el monasterio de Monstserrat, en la comarca de Bages, provincia de Barcelona. Todo esto, lo ha resumido como «una interminable lista de agradecimientos que solo el recuento me ocuparía demasiado tiempo».

«El Señor me ha puesto en el camino referencias modelos verdaderamente esplendidos», ha indicado, para darle gracias a Dios y a la Virgen del Camino por los regalos que ha tenido durante sus 50 años como sacerdote y el cuarto de siglo como obispo, y ha concluido su agradecimiento con una muestra más de su sentido del humor: «Que el Señor os perdone todas estas alabanzas que me habéis dedicado».