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Ángela Madrazo
Jueves, 10 de abril 2025, 13:59
La osa Paca ha sido sacrificada a sus 36 años para evitar un mayor sufrimiento al animal, que tenía problemas de movilidad que se habían agravado en los últimos días y comprometían su calidad de vida. El ejemplar de oso pardo ha sido un símbolo de la recuperación de la especie en España, junto a su hermana Tola, que falleció en 2018, y Furaco, el ejemplar cántabro que se trasladó hasta Asturias para tareas de reproducción.
Los tres úrsidos se convirtieron en la esperanza de la repoblación del oso pardo en España tras la caza furtiva de la madre de Paca y Tola. Y es que, tras nueve años sin lograr descendencia, Furaco abandonó a las osas que vivían en semicautividad en Proaza (Asturias) para regresar a Cantabria. Ahora, los tres ejemplares han fallecido.
Desde la Consejería de Medio Rural y Política Agraria del Principado de Asturias, tomaron la decisión tras analizar el último informe veterinario sobre Paca, que revelaba un «deterioro irreversible» de su estado físico, una severa disminución de la reacción ante estímulos y una pobre condición corporal.
La historia de Paca, Tola y Furaco trascendió como símbolo de la supervivencia del oso pardo en España. Su primer encuetro tuvo lugar en 2008, sin éxito, cuando ninguna de las dos hembras aceptó los cortejos de Furaco. La primavera siguiente, en 2009, tuvo lugar el apareamiento entre Furaco y Tola. Intentaron reprodeucirse hasta en 19 ocasiones, pero la osa asturiana no se quedó preñada en ninguna de ellas.
No fue hasta 2012 cuando la reproducción cautiva dio sus frutos. También con malas noticias como desenlace. El personal de la Fundación Oso que atendía a Tola encontró el cadáver de una cría recién nacida de unos 330 gramos, aparentemente aplastada por su madre.
Mientras tanto, para Paca la presencia del macho se convirtió en algo estresante. Alteró su hábitat por lo que, los veterinarios, decidieron apartarla de los otros ejemplares.
El trío de Furaco, Paca y Lola fue muy sonado. La colaboración entre Asturias y Cantabria por repoblar la especie del oso pardo cantábrico en cautividad se dio durante nueve años de intentos. A pesar de ello, la especie sigue estando en peligro, pero avanza positivamente alejándose de la extinción. Según datos del último censo en 2020, hay alrededor de 370 ejemplares.
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