Secciones
Servicios
Destacamos
Más grandes o más pequeños, todas las personas sienten miedo alguna vez en su vida. La oscuridad, lo desconocido, las arañas, la violencia, los ruidos estridentes o la enfermedad, pueden generar esta emoción con facilidad. Muchas veces, el miedo se asocia con aspectos negativos y ... a las personas que lo sienten se las etiqueta como «cobardes», pero la ciencia ha demostrado que el miedo aporta beneficios a nivel psicológico necesarios para el desarrollo personal.
«El miedo no es malo para nada si es manejable», explica la psicóloga Alicia Banderas, «es una emoción natural que no se debe reprimir porque nos permite adaptarnos al entorno. Es decir, es una especie de protección innata que, aunque puede tener una base genética, generalmente se desarrolla a partir de nuestras experiencias y nos ayuda a enfrentarnos a la vida y a evitar potenciales peligros y situaciones de riesgo».
El problema aparece cuando ese miedo se convierte en «una limitación». «Si limita tu vida de alguna forma y se vuelven un miedo persistente y exagerado, entonces sí hay que tratar de abordarlo», afirma.
Para que algo así no ocurra, la experta recomienda «exponer a los niños a miedos progresivos», acompañándoles y apoyándoles para que se sientan comprendidos. «Los padres pueden ayudar a dar a sus hijos las herramientas necesarias para que superen sus miedos. Solo cuando un niño siente que controla la situación, es cuando aprende a vencer sus temores», agrega.
alicia banderas
Lo primero, entonces, será identificar qué le da miedo al pequeño. Escucharle y hacerle preguntas es un buen recurso y, en el caso de que no sepa explicarse, siempre se puede recurrir a papel y bolígrafo para que intente dibujarlo. «Es bueno darles seguridad y animarles con palabras de apoyo para que no sientan vergüenza y se abran, de lo contrario se cerrarán en banda y nunca sabremos lo que les pasa«, señala Banderas. Así, minimizar el miedo con frases como «no tengas miedo, el miedo es una tontería» o ridiculizar tildando de «miedosos» o «cobardes» a los niños, sobre todo si se hace en público, es contraproducente y puede dañar su autoestima, al empezar a considerarse a sí mismos como tal.
«Tampoco es recomendable regañarles por sentirse asustados, regular su comportamiento o tratar de que nos obedezcan mediante técnicas atemorizadoras, ni proyectar en ellos nuestros propios miedos», advierte Banderas. Aunque el extremo opuesto, la superprotección, tampoco es buena. «Evitándoles el mal trago de enfrentarse a sus miedos lo único que conseguiremos es limitar su vida y que cuando se vean solos ante el peligro se bloqueen y no sepan reaccionar», agrega.
Lo que sí hay que evitar, según la psicóloga, son determinados contenidos a los que, con los nuevos medios digitales, tienen acceso los menores pero que no son adecuados para su edad. «Esas imágenes se quedan grabadas en su memoria y pueden herir su sensibilidad», avisa.
Entre las estrategias más efectivas, entrenarles en una relajación y una respiración que les sirva para reducir su ansiedad, modelar su comportamiento mostrándoles cómo otros niños se enfrentan a los miedos que ellos mismos sienten, dar una visión del mundo realista y no excesivamente peligrosa, conceder cierta libertad para que exploren el mundo por sí solos y midan su propio peligro, o utilizar el juego para fomentar su creatividad y resiliencia, son las más comunes.
A lo largo de la vida, los miedos pueden evolucionar y pasar de ser más primarios, como el miedo a la oscuridad, al abandono, a la separación de los padres, a los ruidos estridentes (las tormentas, los fuegos artificiales), a los animales (perros, insectos), al daño físico (las vacunas, los médicos) o a lo desconocido, que suelen ser más frecuentes en los niños; a otros más complejos, como el miedo a la muerte (tener accidentes, no poder respirar), al rechazo social, a las críticas, o al fracaso.
alicia banderas
«También hay miedos repentinos, que aparecen y desaparecen sin darnos cuenta, y miedos que no llegan a destaparse nunca», dice Banderas, «porque si tú tienes miedo a las serpientes pero nunca has visto una, nunca sabrás que lo tienes». Mientras que otros pueden volverse persistentes, llegando a ser un obstáculo en el desarrollo personal de las personas.
La experta destaca que cada persona es diferente, por lo que cada miedo debe tratarse de forma individualizada, y recuerda que, en caso de que los padres no sean capaces de orientar a sus hijos, acudan a algún profesional.
Un método de relajación que la psicóloga Alicia Banderas utiliza en sus consultas con los niños es la del 'Muñeco de Nieve', que también puede ser útil para padres y educadores.
«Consiste en pedirles a los niños que se imaginen que son un muñeco de nieve en un día soleado y que sientan cómo, poco a poco, se van derritiendo. Entonces, verán cómo se caen los ojos de piña, más tarde la nariz de zanahoria, después los brazos en forma de ramas y, por último los botones de piedra. Finalmente quedará un charco de agua en el suelo y ellos estarán completamente relajados», explica la psicóloga.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Los Reyes, en el estand de Cantabria en Fitur
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.