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Arturo Checa
Valencia
Viernes, 12 de abril 2024, 08:57
Un infierno oculto durante años entre las paredes de un hogar familiar en la ciudad de Valencia. Dos niñas siendo supuestas víctimas de los abusos sexuales de un anciano de 79 años. Durante años. La hija del acusado y una nieta. La primera durante más ... de cuatro décadas. Sufriendo en silencio. Con la presunta connivencia de la mujer del acusado. Recriminando en todo caso sólo con insultos a su marido por los hechos. Mirando para otro lado en lugar de denunciar la pesadilla. Hasta que la acción de la Policía Nacional, primero, y de la Justicia ahora, encaminando el asunto hacia el juicio, ha arrojado luz sobre los espeluznantes hechos.
La Fiscalía pide penas que suman 25 años de prisión para el matrimonio formado por Julio N. R. y Juana A. L. El primero, como autor de dos delitos continuados de abusos sexuales y otro de exhibicionismo, ante una posible de 15 años de cárcel. Su mujer, considerada también autora de los hechos por no denunciarlos, frente a una petición fiscal de 10 años de prisión. También sobre la mesa del tribunal, una petición de más de 100.000 euros de indemnización para las dos víctimas.
El rosario interminable de abusos que no habían salido a la luz pública hasta ahora se conocieron en noviembre de 2021. Fue entonces cuando la nieta de la pareja, una menor que además sufre una discapacidad, reveló con 16 años el espanto que supuestamente sufría a manos de su abuelo desde que tenía ocho. La denuncia de la menor sirvió para desenmascarar el suplicio que igualmente padecía la tía de la niña, y al mismo tiempo hija del matrimonio: más de cuatro decadas padeciendo abusos, tocamientos y conductas lascivas del acusado.
El relato de la menor es escalofriante. Señala cómo el abuelo aprovechaba que se quedaba sola en casa con ella para someterla a tocamientos y otros actos sexuales en el sofá. Ocurría en el salón del domicilio. Allí se hallaba también la mujer del procesado, muchas veces dormida tras ver la tele. «Cállate, que no se entere la iaia», le espetaba el acusado a su nieta, como relata el fiscal en su calificación.
No consta que Juana A. fuera conocedora de estos hechos. Así lo reconoce el fiscal. Pero sí el infierno sufrido por sui propia hija. Ella denunció los hechos tras conocer que su sobrina había sufrido el mismo horror. Se armó entonces de valor y acudió a la Policía. A pesar de que su propia madre, la mujer del acusado, la había echado muchas veces para atrás. «Le pedía que no lo hiciera y ejercía presión verbal sobre ella», seún el fiscal. Esa conducta es la base de la acusación contra la esposa.
La hija vivió un suplicio desde los 10 años, cuando sufrió los primeros abusos, hasta que tenía 43. Ni siquiera marcharse de casa y contraer matrimonio a la joven edad de 19 años la salvó del espanto. Su padre aprovechaba cuando ella iba a limpiar a casa del matrimonio para someterla a nuevas vejaciones y hasta masturbarse ante ella. La víctima intentó muchas veces que su madre la defendiera. Lo único que conseguía era «que ella insultara a su marido y obligara a su hija a ocultarlo».
Tocamientos, felaciones, actos de exhibición... el rosario de abusos al que fue sometido la hija es interminable. Y siempre con el silencio cómplice de su madre. Pero todo lo que hacía ella era recriminar a su marido. Especialmente dura y representativa es una frase con la que el fiscal resume la actitud del matrimonio después de muchos de estos actos de abusos sexuales y pese a las peticiones de auxilio de la víctima: «Él se limitaba a subirse la cremallera y la madre le colocaba la ropa bien a la niña».
La hija de la pareja sufre desde entonces un constante trastorno de ansiedad y ánimo deprimido, además de haberse «cronificado el daño psíquico por el hecho de ocultar el abuso sexual durante el tiempo». La Fiscalía además agrava la conducta del procesado porque se aprovechó de la discapacidad de su nieta como un factor con el que someterla a sus supuestas conductas sexuales depravadas.
El caso se encuentra a la espera de que se presente el escrito de defensa de los dos acusados para que se dicte el auto de apertura de juicio en la Audiencia de Valencia. La Justicia decidirá entonce sobre el infierno de años sufrido por las dos mujeres.
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