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Txomin Baztán baja, este viernes por la mañana, del avión de Iberia, tras una fatigosa travesía. R. C.
Largo viaje a las antípodas

Largo viaje a las antípodas

Primer vuelo de Iberia a Australia ·

Txomin Baztán es uno de los pilotos que ha tripulado un Airbus A350 para rescatar a españoles que quedaron atrapados en aquel país

Sábado, 2 de mayo 2020, 00:21

El piloto de Iberia Txomin Baztán (Pamplona, 59 años) ha hecho el que será probablemente el vuelo más largo y extenuante de toda su carrera. Como reconoce, aún está «grogui» por la travesía y el continuo cambio de husos horarios. «Salimos el lunes al mediodía ... y llegamos a Madrid ayer a las diez de la mañana». No ha dormido más de cuatro horas seguidas para recorrer las decenas de miles de kilómetros que van de Madrid a Bangkok y de la ciudad tailandesa a Sídney (Australia), más la ruta de regreso con la misma escala. Unos 35.000 kilómetros en total. Junto a otras 26 personas que componían dos tripulaciones (siete pilotos y 20 auxiliares de cabina) se ha puesto a los mandos de un Airbus A350 para recoger a 270 pasajeros que se habían quedado atrapados en Australia por culpa de la pandemia del coronavirus. Todos los tripulantes han volado como voluntarios para socorrer a sus compatriotas en un vuelo fletado por el Gobierno español.

El 'Museo del Prado', así se llama el Airbus, era esperado con ansiedad por sus pasajeros. A Baztán, que se encargó de pilotar el avión desde Bangkok a Sídney y viceversa, le sorprendió que los viajeros prorrumpieran en aplausos nada más dirigirse a ellos. «Eran muchas las horas de tensión que llevaban acumuladas». Los 270 pasajeros -algunos de otras nacionalidades de la UE- arrastraban un pesado bagaje de penalidades. La expedición era variopinta, desde estudiantes a turistas, pasando por todo tipo de profesionales. «Un matrimonio con más de 80 años tuvo que guardar la cuarentena a bordo de un crucero porque no les dejaban desembarcar. Cuando lo pudieron hacer, ya se habían cancelado todos los vuelos y se quedaron en tierra durante muchos días», cuenta Baztán. Más agotadora si cabe fue la odisea de una estudiante que estuvo desplazándose en un autobús durante más de 50 horas por toda Australia «sin tener siquiera una plaza garantizada en el avión».

El aparato despegó de Madrid con 12 tailandeses a bordo que se quedaron en Bangkok. En el aeropuerto asiático subieron a la aeronave unos cincuenta australianos con rumbo a Sídney.

La razón de que el 'Museo del Prado' dispusiera de 27 tripulantes es fácil de explicar. Una primera tripulación se quedó en Bangkok para descansar, mientras que la segunda se trasladó a Sídney. De regreso, los pilotos y el personal de cabina que habían dormido en la capital tailandesa relevaron a quienes procedían de las antípodas. La expedición fue, aparte de fatigosa, molesta por los muchos controles a que fueron sometidos la tripulación y el pasaje. «Me llamó la atención ver los aeropuertos sin aviones, no había nada, estaba todo desierto».

El piloto navarro ya es la segunda vez que se ofrece voluntario para volar por una causa solidaria. Hace unas semanas viajó a Shanghái para recoger material sanitario como mascarillas, piezas de respiradores y trajes de protección que el Gobierno había adquirido a empresas chinas.

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