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Roma
Jueves, 29 de junio 2017
En un día tan significativo para el Vaticano como la festividad de San Pedro y San Pablo y a unas horas de que comenzara la misa con los nuevos cardenales que creó en el consistorio de ayer, al Papa Francisco le estalla uno de los ... mayores escándalos de su pontificado hasta ahora: la marcha del cardenal George Pell a Australia después de que esta madrugada la Policía de su país lo imputara por presuntos delitos de pederastia y le citara a comparecer ante un tribunal el mes que viene.
El purpurado australiano es uno de los hombres clave de la Curia romana por sus cargos como prefecto de la Secretaría para la Economía y miembro del Consejo de Cardenales, el grupo de 9 purpurados que asesoran al Pontífice en la reorganización de la administración vaticana y en el Gobierno de la Iglesia.
Pell se presentó ante los medios a primera hora de la mañana de hoy para defender su inocencia y asegurar que vuelve a Australia para limpiar su nombre y defenderse de los cargos, que rechaza de forma “clara y consistente”. “Estoy deseando poder finalmente comparecer ante el tribunal. Soy inocente de esas acusaciones, que son falsas. La propia idea del abuso sexual es repugnante para mí”, dijo el 'ministro' de Economía de la Santa Sede, que informó personalmente a Jorge Mario Bergoglio de cuál es su situación. El Pontífice le mostró todo su apoyo y decidió otorgarle el periodo de excendencia que Pell ha solicitado para defender su inocencia ante la justicia australiana.
En un comunicado, la Santa Sede mostró su “desagrado” ante la noticia de su imputación y manifestó al agradecimiento del Papa por su “honestidad” y “enérgico empeño a favor de las reformas en el sector económico y administrativo”. También recordó que el hombre más influyente de la Iglesia católica australiana lleva décadas condenando los casos de pederastia en el clero..
Según las autoridades de su país, Pell habría abusado sexualmente de menores en varias ocasiones en los años 70. Dos hombres sostienen que les tocó los genitales, mientras un tercero asegura haberle visto exponerse desnudo delante de muchachos jóvenes. También ha sido sospechoso en el pasado de encubrir a sacerdotes pederastas cuando estaba al frente de varias diócesis.
Desde que llegó a Roma en 2014 para hacerse cargo de las finanzas de la Curia romana, el purpurado se ha visto lastrado por su pasado. De hecho, algunos medios australianos indicaron que hizo todo lo posible para conseguir un puesto en la Santa Sede que le permitiera poner tierra de por medio con los tribunales de su país. Para poder rendir cuentas e intentar volver un día a Roma, le tocará en cambio ahora recorrer los 16.000 kilómetros que separan la Ciudad Eterna de Melbourne, la capital del estado de Victoria cuya Policía le imputó.
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