Un grupo de expertos detecta un resurgir del sentimiento religioso

Elisenda Ardèvol, doctora en Antropología y profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC, argumenta que la fe ayuda ante situaciones que el ser humano es incapaz de controlar. «La importancia de la religión en estos casos de crisis es efectiva en términos psicológicos y sociales. Pero esa efectividad social y psicológica es tan necesaria como la médica», precisa Ardèvol.

Curiosamente, la Conferencia Episcopal Española (CEE) se muestra escéptica ante la tesis de un despertar del sentir religioso. «Es verdad que las celebraciones eucarísticas han duplicado su audiencia en todas las televisiones. ¿Pero se ve más la misa por un sentimiento religioso o porque se ve más tele? Esa percepción se podrá confirmar al cabo del tiempo, entonces se podrá comprobar si se trata de algo puntual o hay una auténtica renovación de la vida cristiana», dicen fuentes del episcopado.

«Todo lo que estamos viviendo cambia mucho la visión del sufrimiento y la experiencia cercana de la muerte, nos pone ante los elementos más transcendentes del ser humano, pero está por ver cómo se canaliza eso. Es difícil constatarlo científicamente», destaca la CEE.

El domingo pasado, la misa emitida por la 2 de TVE logró 1.098.000 espectadores, lo que significa un 13,6% de cuota de pantalla, el doble de lo habitual. En Trece TV, cuando el pasado 27 de marzo el Papa impartía la bendición ante una plaza de San Pedro vacía, más de un millón de telespectadores en España se congregaba ante el televisor. La audiencia -1.070.000 espectadores y un 6,9 % de cuota de pantalla- daba a Trece el mejor resultado de su historia. Otra cifra que se pondera en el artículo es que la cantante Rosalía consiguió 37.300 'me gusta' al publicar en Twitter el padrenuestro.

¿Son indicadores válidos para hablar de resurgir de la fe? «Las cadenas son muchas y se pueden ver o no, se puede optar por una serie o las noticias. Más que un rebrote, veo que la vida religiosa se activa porque las circunstancias lo facilitan, porque estamos antes unos hechos contingentes, cuyo control no está al alcance de nadie. Eso hace que recurramos a poderes que pueden tener diferentes mediadores», dice Francesc Núñez, profesor de la UOC.

«La situación que estamos viviendo va a resituar muchos comportamientos, especialmente cómo valoramos la relación con la familia, con la transcendencia, la sociedad… Todo eso va a cambiar, pero no es algo específicamente religioso, sino humano», dice un portavoz de la jerarquía católica.

El análisis del equipo de la UOC subraya que, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ya existen más ateos, agnósticos o no creyentes que católicos practicantes (el 29,1 % frente al 22,7%). Sin embargo, los especialistas sostienen que la española no es una sociedad secularizada.

Según la socióloga Natàlia Cantó-Milà, «la tesis de la secularización puede aplicarse solamente a unos cuantos países del centro y el norte de Europa. Globalmente no vivimos en un mundo secularizado. Por ejemplo, Estados Unidos es un país muy religioso. Si fuera una sociedad secularizada no tendría una moneda en la que está inscrita la frase 'In God we trust'», recuerda.

El hecho de vivir en una sociedad tan tecnificada, dominada por los avances científicos, es lo que puede provocar que no mostremos tan abiertamente la religiosidad salvo en circunstancias como las actuales, en las que se manifiesta claramente que la ciencia no tiene todas las respuestas.