Secciones
Servicios
Destacamos
En España llueve cada vez menos, y sin embargo, aumentan las hectáreas dedicadas a la agricultura que más agua necesita. Los regadíos legales (de los ilegales no existen datos) han crecido el 16% entre 2004 y 2021 (536.295 hectáreas más), justo en el periodo ... en el que el cambio climático ha comenzado a cebarse con el territorio nacional, según denuncia el informe 'La burbuja del regadío en España', presentado este martes por Greenpeace.
España se enfrenta ya a un enorme problema de gestión del agua y la solución pasa por reducir el consumo, sobre todo, en el regadío, que representa el 80% del gasto (el 15% se dedica a consumo urbano y el 5%, a uso industrial), según la organización. En concreto, los ecologistas apuntan primero al 3,67% de los regadíos que se encuentran en áreas críticas, principalmente, en la cuenca del Guadiana o en espacios naturales protegidos, como el Mar Menor, las Tablas de Daimiel o Doñana. Las cuencas del Guadiana, el Segura, Baleares, Júcar, Mediterráneas Andaluzas, Internas Catalanas y Guadalquivir son las zonas donde habría que empezar a reducir el consumo, según Greenpeace.
«España es el segundo país con más estrés hídrico de Europa, con el 75% del territorio en riesgo de desertificación, y no podemos permitir regar como si no hubiera un problema. Debemos reducir las zonas tensionadas y críticas», señala Julio Barea, responsable de Agua de Greenpeace.
Noticia Relacionada
La paradoja, apunta Barea, es que al final España es un país exportador de agua, a través de las frutas y verduras que desde las huertas nacionales llegan a toda Europa, y un país derrochador de agua indirectamente, ya que se desperdician un millón de toneladas de alimentos al año, que equivalen, solo aquí, a 131 litros de agua perdidos por persona y día. «Tenemos imágenes de enormes campos de lechugas, una planta que requiere mucha agua, en las que esta verdura no se recoge y se la acaban comiendo las ovejas, que bueno, al final, es un uso», se consuela este experto.
El problema del agua es muy complejo, reconocen los miembros de Greenpeace, igual que las soluciones: en un contexto de falta de agua, construir más embalses no tiene sentido porque «no se van a llenar». Y en el campo cada vez hay menos agricultores tradicionales, sustituidos por grandes propietarios y «fondos de inversión que tratan de maximizar su beneficio», subraya Barea. «Hay una gran desigualdad en el reparto del agua entre los grandes agricultores y los pequeños», corrobora Joan Corominas, miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua y de la Mesa Social del Agua de Andalucía. «Vivimos en una burbuja de regadío y tenemos que evitar que explote», concluye.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.