Un ejemplar de treparriscos.

El escaso treparriscos, Ave del Año 2025 por votación popular

Se trata de una especie muy ligada a las montañas y difícil de observar; el ruiseñor pechiazul ha quedado en segundo lugar y el gorrión alpino, en tercera posición

Jueves, 9 de enero 2025, 13:42

El pequeño, escaso y esquivo treparriscos es el Ave del Año 2025 y toma el relevo del avetoro común, la elegida en 2024. La votación, que como es tradicional organiza la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) y que está abierta al público, ha dado por ganadora a esta enigmática especie muy ligada a las montañas y bastante difícil de observar ya que siempre ocupa paredones entre los 2.200 y los 3.000 metros de altitud. El treparriscos es un ave inconfundible, que despliega sus anchas y vistosas alas de color carmín en un vuelo errático, como el de las mariposas, y que mide unos 16 cm de longitud y 30 de envergadura.

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En España el número de territorios de treparriscos oscila entre 600 y 900, mientras que la población de ejemplares reproductores está entre 1.200 y 1.800 individuos. El cambio climático y la alteración de su hábitat constituyen sus principales amenazas.

Con esta campaña, SEO/BirdLife ha elegido hasta la fecha 36 especies para llamar la atención sobre su estado de conservación o porque su hábitat está especialmente amenazado. El aguilucho cenizo fue la elegida en 2023 y el antes citado avetoro, en 2024.

Tras un proceso de votación abierta y participativa en el que se han recibido 6.883 votos, el treparriscos ha sido elegido por 2.537 votos (36,81%) como Ave del Año 2025. El ruiseñor pechiazul ha quedado en segundo lugar, con 2.334 votos (33,86%), seguido del gorrión alpino con 2.022 votos (29,33 %).

El treparriscos (Tichodroma muraria), es una de las aves más llamativas de la avifauna española, aunque también es una de las más esquivas. Su coloración, predominantemente pizarrosa, le hace pasar inadvertido hasta que levanta el vuelo desplegando sus anchas alas redondeadas de un llamativo color bermellón. Se trata de un ave inconfundible, de vuelo ondulado y espasmódico como el de una enorme mariposa. Como su nombre vernáculo, treparriscos, y científico indican, está íntimamente ligada a los cortados rocosos en zonas de montaña.

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Es un ave insectívora, que consume todo tipo de pequeños invertebrados que captura en las paredes rocosas o en huecos, fisuras y repisas con algo de vegetación. Ocasionalmente, también se alimenta sobre la corteza de algún árbol o entre los matorrales rupícolas. El reclamo lo ejecuta con silbidos agudos y sostenidos, mediante una nota ascendente y otra descendente, tuuuu-ruuiii-ziiuuuu. El canto es semejante al sonido descrito, aunque más variado, con algunos silbidos cortos, tsuíí.

El treparriscos, que se distribuye por zonas de montaña de Eurasia, tiene en España su área más occidental de su distribución. Dado que su hábitat es bastante poco accesible y la especie es relativamente difícil de detectar, son muchas las incógnitas sobre su estado de conservación, por lo que no se dispone de información precisa sobre el tamaño poblacional de esta especie ni de su tendencia.

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Cordillera Cantábrica y Pirineos

En España, la población está muy fragmentada, encontrándose sus principales áreas de reproducción en dos subpoblaciones aisladas, en la cordillera Cantábrica y en Pirineos, comenzando su periodo reproductor a mediados de mayo o principios de junio. Según se recoge en el 'III Atlas de las Aves Reproductoras de España', «esta especie está especializada para vivir en un hábitat muy determinado y la densidad estimada en su hábitat es muy baja, por lo que la población ibérica tiene que ser necesariamente poco numerosa».

En 2012 se estimaron un mínimo de 65 territorios de treparriscos en el Pirineo catalán; y en 2015 se confirmaron entre 595 y 704 territorios en el Pirineo aragonés. Para la cordillera Cantábrica la información es incompleta, pero podrían estimarse entre 50 y 100 territorios. En conclusión, puede estimarse que, para toda España, el número de territorios oscilaría entre algo más de 600 y 900 y que la población de reproductores estaría entre 1.200 y 1.800 individuos.

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La especie se evaluó en la última edición de 2021 del 'Libro Rojo de las Aves de España' cómo Casi Amenazada. Si bien, de confirmarse las estimaciones de sus poblaciones, habría que pasar a considerar a esta especie como 'En Peligro' aplicando los criterios establecidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El cambio climático y la alteración de su hábitat constituyen una clara amenaza para esta especie.

Factores de presión

El treparriscos, como otras aves de alta montaña, tiene un alto grado de especialización y su ciclo vital está adaptado a unas condiciones muy concretas de temperatura, innivación o precipitación, cuya variación origina cambios tanto en la calidad como en la cantidad de hábitat adecuado disponible. «Por tanto, si consideramos el grado de aislamiento y fragmentación de sus poblaciones, es más que probable que tanto el área de distribución como el tamaño poblacional de esta especie se reduzca en el contexto de las previsiones de cambio climático, dado que, al subir las temperaturas, los hábitats adecuados para el treparriscos van a ser cada vez más escasos», señala SEO/Birdlife en una nota sobre la elección de esta especie como Ave del Año.

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Sin embargo, no hay que olvidar otros factores de presión que están impactando negativamente en las poblaciones del treparriscos, sobre todo los ligados a las actividades de ocio que se desarrollan en sus territorios, como barranquismo, escalada o la instalación de vías ferratas, tan en boga en los últimos años. A esto hay que añadir el proceso de artificialización de nuestras montañas con el desarrollo de proyectos vinculados a la ampliación de estaciones de esquí y sus infraestructuras asociadas. Por todo ello, a lo largo del 2025 la organización ambientalista llevará a cabo diferentes trabajos de ciencia, conservación, educación y divulgación para dar a conocer al treparriscos y su estado de conservación, y contribuir así a solucionar los problemas a los que se enfrenta tanto esta especie como el conjunto de aves de alta montaña al que representa.

Entre las acciones que se desarrollarán, SEO/BirdLife trabajará con federaciones de montañismo y asociaciones de guías y escuelas de montaña y escalada para sensibilizar sobre las molestias al treparriscos y a otras especies con las que comparten el hábitat y fomentar el establecimiento de regulaciones para estas prácticas deportivas, con el objeto de compatibilizar su disfrute con la conservación de las aves de montaña.

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También está previsto dar a conocer los resultados del primer censo nacional de aves de alta montaña, cuyo trabajo de campo finalizó en el año 2024, ofreciendo información sobre los tamaños poblacionales de las especies que desarrollan su ciclo vital por encima de los 1.500 metros de altitud. «Con estos resultados mejoraremos el conocimiento disponible sobre el tamaño poblacional y distribución de uno de los grupos de aves más desconocidos, proporcionando información básica para conocer su estado de conservación, y facilitando el establecimiento de medidas de gestión adecuadas para la conservación de estas especies».

Asimismo, desde SEO/BirdLife llevará a cabo una campaña de ciencia ciudadana para mejorar el conocimiento del comportamiento y distribución de esta y otras especies de aves de alta montaña.

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