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J.M.L.
Toledo
Miércoles, 5 de mayo 2021, 13:21
«Nos llama el 112 sobre una persona que se ha caído en su domicilio hacia la una de la madrugada. Al final se accede por la terraza con la escala y nos encontramos con el residente sin lesiones». Así reza el parte de actividades ... de los Bomberos de la ciudad de Toledo del pasado 25 de abril. Sin embargo, lo que parecía ser una falsa alarma más fue en realidad una cadena de errores más propia de una película de humor.
La llamada de auxilio había partido de un anciano del barrio de Santa María de Benquerencia. A la hora de comunicar su dirección cometió un error y la Policía, los bomberos y una ambulancia del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) se dirigieron al domicilio de otro jubilado, José Luis Carbonell, que estaba durmiendo plácidamente.
Tras llamar a la puerta y comprobar que no había movimiento en el interior del piso se optó por acceder a través de la terraza utilizando la escala de los bomberos. A continuación rompieron una de las ventanas y entraron en la vivienda hallando al inquilino dormido en su habitación. Como en el interior de la casa parecía que olía a alcohol pensaron que dormía profundamente debido a su estado de embriaguez, por lo que los miembros del dispositivo de emergencia se marcharon sin despertarlo por miedo a que se asustara. Lo hicieron sin dejar una nota de explicación.
Ya por la mañana José Luis se despertó, vio el cristal roto y que alguien había registrado su documentación personal. En un principio creyó que había sido víctima de los ladrones pero sus vecinos le relataron el espectacular dispositivo de salvamento del que habían sido testigos horas antes.
Cuando los familiares de José Luis acudieron a la Policía a pedir explicaciones les contaron lo sucedido y decidieron exigir disculpas al servicio de emergencias 112 que ya ha pedido perdón por lo sucedido.
Según la familia de José Luis, el anciano, que sufre una gran sordera, no utiliza los audífonos para dormir, por lo que le fue imposible escuchar a los bomberos, a los agentes policiales y a los trabajadores sanitarios. Además, el fuerte olor a alcohol en el piso se debía a que José Luis hace un continuo uso de geles hidroalcohólicos después de que su hermano falleciera hace meses por la covid. Una vez aclarado el error, la familia sólo pedía una disculpa del 112 que ya se ha producido.
La experiencia que ha vivido también le ha servido para recibir muestras de solidaridad desde los ámbitos del deporte y la educación de Toledo pues José Luis Carbonell fue profesor de educación física en el colegio 'Ciudad de Nara' -allí descubrió a la atleta Irene Sánchez-Escribano- y fundó en el año 2000 el Club Atletismo San Ildefonso del que han salido finalistas y medallistas en campeonatos nacionales.
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