Varios colegios recuperan una gallina autóctona en peligro de extinción

La iniciativa surgió a través de la Asociación de Criadores de Pintarazada, que nació hace tres años. Su presidente, Javier Bernal, y el alcalde de Las Ventas de San Julián (Toledo), Federico Arroyo, tuvieron la idea de comprar una incubadora para un centro rural agrupado -colegio que acoge a alumnos de Infantil y Primaria de varios pueblos- y que fueran los escolares los encargados de cuidar de los huevos de esta histórica gallina. La experiencia ha tenido tal éxito que ya son varios colegios de la comarca los que se han sumado al proyecto. «A los niños se les inculca el sentido de la responsabilidad porque el desarrollo de los huevos depende de ellos y resulta emocionante ver cómo se han implicado y cómo se asombran cuando ven el proceso evolutivo del huevo con un ovoscopio que ellos mismos se fabrican con linternas», explica Javier Bernal, asombrado también de que los pequeños apunten a diario en un calendario y en la pizarra la evolución de los huevos: «Tienen la incubadora como un altar y están deseando ir al colegio».

Cuando los pollos nacen a los 21 días de gestación se entregan a los miembros de la Asociación de Criadores de Pintarazada, con sede en los municipios toledanos de Oropesa y Lagartera, y también a los padres que los solicitan. La única condición es que después no hagan negocio con los huevos de las gallinas.

La gallina pintarazada, caracterizada por sus puntos y rallas negros y blancas en zigzag, es un animal campero que dejó de interesar al ser humano cuando llegaron las «gallinas industriales», con mayor capacidad de producción de huevos y más carne -la pintarazada apenas pesa dos kilos-. «Es un animal muy rústico, que se adapta a vivir en el campo y a alimentarse ella misma. Tiene un carácter bronco y defiende a sus pollos de otros animales con gran fiereza. También llama la atención cómo vuela, casi como un faisán». Así define Javier Bernal esta especie de gallina que resulta incómoda en los gallineros por su inclinación a pasear de forma salvaje por los tejados. Su futuro depende ahora de los niños.