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El aprobado en el curso de la pandemia no fue general, pero casi. La manga ancha en las evaluaciones finales promovida desde las propias autoridades educativas, para evitar que el cierre de escuelas e institutos y las claras diferencias de aprovechamiento de la docencia telemática ... lastrasen a una generación, ha tenido un claro reflejo en las estadísticas.
Los centros educativos españoles tuvieron durante el año académico 2020-21, el que comenzó todavía con las clases mediatizadas por brotes, distancias de seguridad, grupos burbuja y mascarillas, la mitad de repetidores en sus aulas que el curso anterior, según los últimos datos oficiales del Ministerio de Educación. Sin duda fue el resultado más directo de la directriz lanzada al unísono por ministerio y buena parte de las autonomías de que la no repetición debía ser la regla general, sin mirar el número de asignaturas suspensas. Así ocurrió en todos los territorios, incluidas las comunidades del PP, que tanto criticaron la manga ancha, pero que terminaron por aplicarla en sus centros.
Los repetidores el curso pasado en Primaria fueron el 1,2% y el 4,2% en la ESO. En ambos casos, justo la mitad que el curso anterior. En Bachillerato la benevolencia de los docentes a la hora de la evaluación final aún se notó más. Se pasó de un 8% de repetidores justo antes de la pandemia a un 3,4% en el año académico siguiente, lo que significa un 57% de mejora.
Estas cifras han tenido como consecuencia que el porcentaje de repetidores en la educación obligatoria estuviese el curso pasado en el dato más bajo desde que hace unas tres décadas comenzó a registrarse. Los alumnos de 15 años que han repetido alguna vez curso desde que comenzaron los estudios son el 24,8% de los matriculados, lo que significa una mejora de cuatro puntos en solo un año, pues cuando estalló la pandemia eran el 28,9%. El descenso fue mayor entre los chicos, del 33% al 28,2%, porque partían de unos datos bastante peores que los de las adolescentes, que no obstante también lograron una mejora del porcentaje de repetición del 24,6% al 21,1%.
El descenso del porcentaje de repetidores en el curso 2020-21 fue cuatro veces más acelerado que el registrado a lo largo de la última década, en la que se rebajó una media de un punto por año. España tenía una de las tasas de repetidores más altas de todos los países desarrollados, de prácticamente el doble que la media de la OCDE. Es una anomalía del sistema español que supone un sobrecoste anual de unos 1.500 millones para la educación pública y un factor perverso que explica parte de la altísima tasa de abandono temprano de los estudios.
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