cecilia cuerdo
Sevilla
Martes, 13 de octubre 2020, 19:02
«Granada como ciudad no está en situación de cierre, pero para que lo no esté en dos semanas debemos tomar medidas hoy». Bajo esta premisa, la Junta de Andalucía ha decidido atajar los repuntes que han disparado la incidencia acumulada de la ciudad en los últimos días ... , y que se vinculan al entorno universitario. De momento, se suspenden las clases presenciales en la Universidad de Granada (UGR) durante los próximos 15 días, y se adelanta el cierre de los colegios mayores a las 22 horas, restringiendo además los accesos para no alojados.
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Los repuntes en Granada, que presenta una incidencia acumulada de 501 casos por cada 100.000 habitantes, preocupan desde hace días a las autoridades sanitarias. Y aunque no se dan todos los criterios para decretar el confinamiento perimetral de la ciudad, la Junta de Andalucía sí ha decidido adoptar nuevas medidas restrictivas para controlar esos brotes en una de las universidades más prestigiosas y populosas de Europa, y en la que estudian cerca de 57.000 alumnos. Las imágenes del pasado fin de semana, con grandes concentraciones de jóvenes en la calle sin mascarilla ni distancia de seguridad en el ambiente universitario, han sido el detonante de estas restricciones. También los 150 contagios detectados en siete residencias de estudiantes.
«Se trata de controlar la presión en ese ámbito universitario para que haya una bajada y se impida el tener que adoptar medidas más severas», justificó este martes el portavoz del Ejecutivo andaluz, Elías Bendodo. Desde el Gobierno autonómico entienden que al estar tan restringidos los brotes, endurecer las restricciones en este ambiente universitario serán suficientes para impedir que el virus se descontrole y haya que limitar la movilidad en toda la ciudad.
De momento, y aunque la incidencia acumulada es alta, la presión hospitalaria no es tal, lo que permite eludir por ahora el cierre perimetral de Granada. Según los datos de la Junta, la provincia cuenta con 184 ingresados, 24 con cuidados intensivos, lo que se traduce en que las camas UCI libres superan el 44%.
Por este motivo, las restricciones se limitan al mundo universitario. Desde el próximo jueves se suspende las clases presenciales en la Universidad, aunque será el propio centro quien, dentro de su autonomía, determine si se podrán seguir de forma telemática u online. Los colegios mayores y residencias de estudiantes tendrán toque de queda a las 22 horas, con un mayor control de entradas y salidas de las instalaciones y cribados en cuanto se detecte un solo positivo. «Se podían tomar medidas más drásticas, sí, pero vamos a observar qué pasa», añadió Bendodo, «vamos a atajar el foco de contagios y a bajar la movilidad porque el virus se mueve con las personas».
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A juicio del Ejecutivo, estas medidas «serán positivas para no tomar decisiones más drásticas que conlleven la reducción de movilidad en toda la ciudad» o el cierre de la hostelería. Esta ha sido una de las quejas lanzadas por el centro universitario a través de su rectora, Pilar Aranda. Nada más conocer la supresión de las clases presenciales, lamentó que la Junta haya «optado por dejar los bares abiertos y cerrar las aulas, seminarios, las bibliotecas y los laboratorios», subrayando que la institución académica estaba cumpliendo la normativa y el curso «transcurriendo con total normalidad». «Me entristece profundamente que se valoren más los bares que la vida universitaria y la formación», abundó la rectora de la UGR.
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