Secciones
Servicios
Destacamos
La decepción fue la tónica general este viernes entre los jóvenes que estos días han participado en la Cumbre del Clima. Un encuentro que este fin de semana, o sea más tarde de lo previsto, debería presentar sus conclusiones. Con un ojo pintado en cada ... mano -«Estamos dejando claro que les estamos observando», comentaba la activista rusa Alexandra Shugay-, distintos portavoces de Fridays For Future (FFF), el movimiento que inició Greta Thunberg y que ayer convocaba una huelga global en protesta «porque la situación va a peor día tras día», fueron mostrando su malestar ante los pocos avances de la COP25.
Xiye Bastida, una joven neoyorquina de origen mexicano, fue muy clara al respecto: «La COP25 nos ha fallado». Contenta porque esta cumbre ha sido la primera en la que organizaciones de jóvenes contra el cambio climático han tenido presencia, Bastida recordó que «hay una fecha límite» para actuar y pidió hacer de la crisis climática una «necesidad inmediata». En este sentido, reclamó llegar a las cero emisiones de CO2 «tan pronto como sea posible» y no dejar un margen hasta el año 2050, así como educación frente al cambio climático no solo para los jóvenes sino también para los mayores. Bastida también insistió en que los derechos humanos deben estar presentes en todas las decisiones que se tomen «porque la justicia climática significa justicia social». En este punto, pidió que el pueblo indígena sea escuchado.
A su lado la chilena Tamara Fernanda Toledo hablaba de la deuda que tiene la sociedad con Latinoamérica, una zona del mundo, decía, «que ha sido explotada desde su descubrimiento hasta la fecha». «Sabemos lo que está ocurriendo por todas las advertencias que han dado los científicos», comentaba, al tiempo que pedía un futuro «digno» para los jóvenes, y hacía hincapié en que «no hay peor crimen que la pasividad», en referencia a la inacción política. «Durante años se ha desarrollado un modelo económico que privilegia a unos pocos a costa del sufrimiento de muchos y esto no puede seguir así», afirmaba. E iba más allá: «La población indigena ha sido explotada y asesinada y por culpa de esa explotación hoy estamos en un punto de no retorno donde el futuro es incierto». Concluía su intervención recordando a los activistas que han muerto en su país «por defender la tierra».
Precisamente, sobre las consecuencias que la crisis climática tiene sobre las personas habló Nicole Judit Becker, de Argentina. «En mi país, seguimos financiando con nuestros impuestos el 'fracking'... Estamos hablando de multinacionales que vienen, explotan nuestras tierras, pero se siguen llevando el dinero a sus propios países. Una vez más vuelven a ser los sectores más vulnerables quienes asumen los costes humanos y económicos de una crisis, esta vez la climática». «Hoy termina la COP, pero vamos a seguir la lucha porque no hay justicia social sin justicia climática», sentenció.
Por su parte, María Serra, de España hizo hincapié en la paradoja de que sean compañías energéticas como Acciona, Endesa, Gas Natural e Iberdrola, «que juntas producen caso casi el 25% de toda la polución de España», quienes patrocinen la cumbre. La joven reclamó un futuro verde pero levantado bajo una estructura justa. «La COP25 debe ser un espacio neutral donde los países negocien, pero a qué clase de negociación vamos a llegar cuando estas corporaciones tienen más espacio que los indígenas. La COP25 nos ha vuelto a fallar», explicó. Adelantó además que van a seguir trabajando de cara a la COP26, que se celebrará en Glasgow, «para ser más fuertes y a ver si esta vez nos escuchan de verdad».
Desde Greenpeace tampoco daban crédito a que no se hubiera llegado a ningún acuerdo. Su directora internacional, Jennifer Morgan, tildó de «inaceptable» la situación. «Debemos cerrar algo ya», enfatizó. Morgan hizo hincapié en que cuestionar la urgencia de esta necesidad no es más que «una demostración de que están demasiado cerca de la industria de los combustibles fósiles». Pidió a todos los líderes que lean el informe del IPCC sobre las consecuencias que tendría un aumento de la temperatura por encima de 1,5 grados. Necesitan entender la crisis en la que ya estamos y la situación de emergencia y luchar por la gente que ya está sufriendo los impactos», dijo.
Unos 300 jóvenes protagonizaron este viernes una sentada en el interior de Ifema para pedir «justicia climática ahora» con pancartas con lemas como 'Los derechos humanos son nuestra línea roja'. Durante más de media hora, hicieron distintas reivindicaciones: pidieron justicia para las poblaciones indígenas y denunciaron la contaminación de los océanos y del planeta. A las 16:15 horas salieron a la calle sin dejar de cantar «tenemos el poder» o «el pueblo unido jamás será vencido». Ya en el exterior se colocaron detrás de una pancarta amarilla en la que se leía: 'El pueblo se ha despertado contra la emergencia climática'.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.