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Una mujer mayor entra en una tienda de reparación de móviles, y le entrega su teléfono al técnico para que lo revise. «Es que tengo más de un año que mis hijos no me contestan», explica. «Y yo me digo: qué pasa, será que el ... teléfono no sirve. ¿Cómo no me van a hablar mis hijos?». Como no puede pagar la tarifa de reparación que le indica el primer técnico, se marcha. Entonces, desde otro comercio, se ofrecen a revisar su móvil.
El vídeo, que se divulga en redes sociales como Facebook sin firma y sin datos de su producción, se hizo viral desde la cuenta del canal Findout. En realidad, se trata de una campaña mexicana para mostrar la vulnerabilidad de las personas mayores que viven en una situación de soledad no deseada. Su retórica visual copia la de las cámaras de seguridad pero los que aparecen son actores, según una investigación de la revista colombiana 'Semana', que desvela que, no obstante, la historia se basa en un caso real.
En el país centroamericano, una quinta parte de las personas mayores están desprotegidas tanto en lo económico como en lo emocional. Pero este vídeo de concienciación bien podría suceder en cualquier lugar de España, donde más de dos millones y medio de personas con más de 65 años viven solas, la mayoría (70%) son mujeres, según Médicos del Mundo con datos de 2020. En su definición, la soledad no se escoge, es involuntaria y perdurable. El Gobierno ha llamado «la epidemia del siglo XX» al aislamiento social de los mayores.
En la siguiente secuencia, el dependiente observa que el aparato funciona a la perfección, apunta los números en su terminal y, cuando la señora se va, llama a los hijos. «¿Aurora Hernández es tu mamá?», le dice a uno de ellos. «Me trajo su teléfono porque cree que no funciona, pero lo único que quiere es hablar contigo. No sé si pueda hacerle ese milagro».
Frente a la soledad de los mayores, hay varias organizaciones que intentan paliar esta ruptura de relaciones, como la Fundación Nadiesolo o Cruz Roja. Entre las personas que sufren la soledad no deseada después de los 65 años, unas 360.000 están en residencias españolas, de las que el 60% no recibe visitas. Con la pandemia, además, la situación se ha agravado.
Al final, regresa la mujer, en compañía del hijo. El técnico le dice que lo que le pasaba a su móvil es que «no entraban las llamadas» y guarda el secreto. Tampoco quiso cobrarle.
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