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J.V.M.L.
Toledo
Martes, 5 de mayo 2020, 13:31
Carlos Miró y Charo Conde decidieron vender su casa y sus coches hace dos años para cumplir el sueño de su vida: adquirir una autocaravana y viajar libremente por todo el mundo. Así lo han estado haciendo hasta el pasado 13 de marzo, cuando ... el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el estado de alarma para frenar el Covid-19. Curiosamente, la pareja se encontraba realizando unas gestiones administrativas en Talavera de la Reina (Toledo), ciudad en la que han residido durante décadas. Lo tenían todo a punto para iniciar un viaje de nueve meses con su Gaviota Viajera -así llaman a la autocaravana- a los países escandinavos.
«Pasan los días viendo el mismo paisaje y sin poder movernos de aquí. Lo llevamos bien porque tenemos buen humor pero a veces cuesta un poquito», reconoce Charo, que en 2018 dejó su trabajo de pediatra después de que su marido -exsecretario de ayuntamiento- se jubilara.
Fue en la cena de Nochebuena de 2013 cuando Carlos y Charo, que no tienen hijos, tomaron la definitiva decisión de vivir esta experiencia vital – la denominan «la desconexión»- cuando conversaban sobre cómo sería su vida de jubilados. «La vida está para vivirla y no queríamos ser los típicos abueletes», explica Carlos. En los dos últimos años han recorrido buena parte de España, Francia, Italia, Austria, Suiza y Japón.
Así hasta que el pasado 13 de marzo la Gaviota Viajera se quedó anidando junto al Parque de Bomberos de Talavera de la Reina con Carlos y Charo dentro. «Diseñamos una vida para ser libres pero ahora estamos en una pequeña cárcel de aislamiento», se lamenta Carlos, que suele encargarse de realizar la compra y que no descuida su forma física: hasta que el 2 de mayo se autorizó hacer deporte en la calle solía correr un buen rato alrededor de la autocaravana. A las 8 de la tarde también se suman al aplauso dedicado a los colectivos profesionales que luchan duro contra el virus. «Aplaudimos mirando hacia las casas que se encuentran a lo lejos. Es un momento en el que nos sentimos muy unidos al resto de talaveranos», apunta Charo, que encuentra otra vía de escape al confinamiento en las redes sociales ya que ambos mantienen activo un blog (La Gaviota Viajera) y reciben como un bálsamo los mensajes de ánimo y los comentarios que les llegan.
«Lo peor es la incertidumbre», añade Carlos, que destaca dos experiencias positivas: cuando los bomberos, sus únicos «vecinos», los subieron a su camión para acudir al hospital de Talavera a aplaudir a los trabajadores sanitarios haciendo sonar las sirenas y «ver que la gente se ha unido y tiene un nivel de disciplina que no parecía propio de los españoles». «Estamos demostrando ser mucho más fuertes de lo que nadie pensaba, incluidos los niños, y vamos a poder con lo que nos quede y con lo que nos echen encima», comenta Charo, asomada a la ventana de la autocaravana, contemplando el mismo paisaje desde el 13 de marzo.
Cuando se superen todas las fases de la desescalada y puedan volver a arrancar la Gaviota Viajera, los dos lo tienen claro: «Viajaremos todo el año sin salir de España. Este país necesita recuperar su economía».
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