Las coladas de lava ralentizan su avance hacia el mar

A la vista de su lento discurrir, estaba descartado que el referido brazo llegara ayer al mar, como se pensó en un principio. Con independencia de cuándo ocurra, lo que se da prácticamente por seguro es que si desemboca en el océano se tendrán que ordenar nuevos confinamientos. En tal caso, el número de personas encerradas probablemente sea mayor que en anteriores ocasiones, debido a que esta lengua está más cerca de otros barrios de Tazacorte, como San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa. Si la lava cae al mar, se creará una nueva fajana al norte de la existente.

El otro frente baja por el campo de fútbol de la isla, si bien también se mueve a escasa velocidad. La distancia entre la colada que ayudó a forjar el delta en aguas del Atlántico y la que se dirige al mar es de 2,9 kilómetros en la zona más cercana a la costa.

Hoy, un mes después de que estallara por primera vez el volcán, la isla está sumida en la incertidumbre. El cráter no ofrece visos de que se va a apagar a corto plazo, lo que impide acometer labores de reconstrucción. En su desplazamiento devastador, la lava ya ha ocupado una superficie de 763 hectáreas y ha dejado sin hogar a unas 1.300 personas.

La portavoz del Comité Científico del Pevolca, María José Blanco, aseguró que la erupción no ha afectado a la vida marina. De hecho, subrayó, se han observado muy pocos peces muertos, lo que indica que no hay grandes concentraciones de elementos contaminantes en el agua. Entre las mayores preocupaciones se encuentra la calidad del aire. En este sentido, los valores de dióxido de azufre en la atmosfera se mantienen lejos de los parámetros que resultan perjudiciales para la salud. Mañana se espera que remita la calima, aunque la inversión térmica se mantendrá hasta el día 22, lo cual es una mala noticia para las personas que sufran problemas respiratorios. Las cenizas procedentes del Sáhara actúan como dique de contención e impiden que los gases tóxicos se dispersen. Las autoridades recomiendan el uso de la mascarilla FFP2 o, incluso, el autoconfinamiento en las zonas más afectadas por las concentraciones nocivas de gases y cenizas.

Los estudiantes de unos veinte centros escolares de Los Llanos de Aridane, El Paso y Tazacorte volvieron ayer a clase bajo una intensa lluvia de cenizas. Tanto que muchos de ellos se presentaron con gafas protectoras y paraguas para evitar los afilados cristales de las partículas en suspensión. Unos 4.606 alumnos y 583 docentes recuperaron la actividad académica, que permanecía suspendida desde el 19 de septiembre. La Consejería de Educación cifró la asistencia a clase por encima del 90%. Sin embargo, para los alumnos de Tazacorte la vuelta a la normalidad duró poco. Las autoridades educativas enseguida suspendieron la docencia presencial ante la previsión de que una de las coladas que se adentraron en el barrio de La Laguna acabara llegando al mar.

La Palma sufrió unos sesenta terremotos en apenas doce horas, entre los que destacaba uno de 4,6 grados en la escala Richter, localizado en la Villa de Mazo y a 36 kilómetros de profundidad, y otro también en Mazo. Casi todos los seísmos fueron sentidos por la población, según informó el Instituto Geográfico Nacional (IGN). El comité científico que asesora al gabinete de crisis atribuye esta sismicidad a la realimentación del volcán en capas profundas.

La altura de la columna de cenizas y gases alcanzaba los 4.000 metros a las nueve de las mañana, lejos de los 7.000 metros que llegó a tener en los momentos de máximo apogeo.