Álvaro Soto
Sábado, 2 de abril 2016, 07:09
El anisakis podría ser un factor de riesgo para el desarrollo del cáncer gastrointestinal. Un estudio realizado en pacientes con este tipo de tumores ha revelado la presencia en suero de anticuerpos contra el anisakis a pesar que nunca habían experimentado síntomas de la infección ... por el parásito.
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Según este informe, publicado en la revista 'Medicine' y en el que han participado investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), es más frecuente encontrar signos de haber estado en contacto con anisakis en aquellos pacientes con cáncer de estómago o de colon, que son, además, sitios típicos de anclaje del parásito.
"El estudio mide la presencia de anticuerpos en sangre, un rastro que queda en los pacientes que alguna vez, en el pasado, estuvieron en contacto con el parásito", recalca Javier Arias Díaz, catedrático de Cirugía de la UCM y uno de los autores del trabajo.
Los científicos realizaron estudios serológicos -búsqueda de anticuerpos en suero- en 94 pacientes, todos ellos sin antecedentes de contacto previo con anisakis. La mitad sufrían tumores gastrointestinales y la otra mitad estaban sanos. La edad media de los dos grupos era de 70 y 65 años, respectivamente.
Los investigadores sostienen que la infección pudo ocurrir tiempo atrás y ser asintomática, o bien, o solo haber provocado síntomas leves que pudieron confundirse con una reacción alérgica o una indigestión.
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El anisakis se produce al consumir un pescado que tenga sus larvas y que no ha sido congelado o cocinado previamente. Su incidencia está aumentando en países como España, Italia o Japón, donde se ha incrementado el consumo de pescado fresco o poco cocinado. Sin embargo, los científicos creen que, dado que en 2006 se estableció en España la obligatoriedad legal de congelar el pescado, el aparente aumento de incidencia podría deberse a un mejor diagnóstico.
Los pescados que tienen larvas de anisakis producen inflamaciones locales o granulomas. "Es una inflación crónica. La acción continuada del entorno rico en radicales libres del oxígeno y otros productos tóxicos que se crea localmente puede acabar dañando el ADN celular y causar cáncer", agrega Arias Díaz.
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