La ciencia ciudadana que mide temperaturas mínimas de récord

Las instalaciones de diferentes asociaciones meteorológicas de aficionados y científicos permiten medir temperaturas gélidas como los -35,8°C del pasado 7 de enero en Vega de Liordes

Andrés Merino

Lunes, 11 de enero 2021, 10:05

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En la península Ibérica, durante los últimos años y de forma recurrente, oímos hablar de récords meteorológicos, de que tal o cual paraje, localidad o provincia ha batido un récord en la temperatura más alta. Pueden resultar extrañas, por tanto, las noticias sobre registros de ... temperaturas mínimas extremas que estos días están apareciendo en los medios de comunicación.

En primer lugar, hay que señalar que estos registros de mínimas no deben relacionarse con el cambio climático. El estudio y monitorización del cambio climático, natural o antropogénico, se basa en el análisis de largas series de datos y no en registros puntuales o valores récord.

Además, es necesario conocer las características de los parajes donde se han registrado estas temperaturas para entender por qué no es tan extraño que se produzcan estos registros en nuestras latitudes.

Temperaturas mínimas, no siempre en altitud

En apariencia, cabría esperar que estos registros se dieran en las cumbres más altas de los sistemas montañosos, ya que habitualmente las temperaturas descienden a medida que se gana altitud. Pero la excepción a esta regla general ocurre cuando aparece el fenómeno meteorológico conocido como inversión térmica.

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Las inversiones térmicas se producen con tiempo estable, vientos suaves y ausencia de radiación solar. En esas condiciones, el aire frío, más denso, se deposita en la superficie, de modo que será en las zonas deprimidas o hundidas donde se registren las temperaturas más bajas.

El fenómeno puede observarse frecuentemente en nuestras latitudes durante los meses invernales, cuando no es extraño obtener temperaturas mínimas más bajas en las mesetas que en las cimas de los sistemas montañosos.

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Las piscinas de aire frío

Cuando estas depresiones del terreno son cerradas y se sitúan en entornos donde se producen fuertes inversiones térmicas, el aire frío desciende hacia el fondo de la depresión y puede formar una piscina de aire frío o CAP (cold-air pool en la bibliografía inglesa). Las temperaturas que se llegan a alcanzar en el interior de estas depresiones pueden ser muy inferiores a las de las zonas adyacentes o circundantes.

En nuestra geografía, estas depresiones (dolinas, poljés) suelen estar asociadas a zonas calcáreas, donde los procesos kársticos disuelven la caliza mediante fenómenos erosivos relacionados con el agua y la nieve.

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Externamente, una de las principales manifestaciones del modelado kárstico son las depresiones geológicas. Estas depresiones son abundantes en los sistemas montañosos calizos de la península Ibérica, destacando el macizo de los Picos de Europa, en la cordillera Cantábrica.

Una de las depresiones más relevantes en Picos de Europa es la Vega de Liordes, situada en el Macizo Central, en la provincia de León.

Estaciones meteorológicas en lugares clave

El comportamiento térmico de estos parajes ha pasado inadvertido durante muchos años en la península Ibérica. Los pioneros en la monitorización de estos sitios en España han sido, precisamente, personas aficionadas a la meteorología. A través de asociaciones o de proyectos particulares, han financiado e instalado instrumentación meteorológica fiable y calibrada que permite, desde hace muy pocos años, contar con datos de estos espacios tan peculiares.

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Uno de los mejores ejemplos es la estación meteorológica que la asociación meteorológica ACAMET instaló en la Vega de Liordes en el año 2019, a 1 820 m de altitud.

Hasta esa fecha, la temperatura mínima absoluta registrada por una estación meteorológica en España fue de -32,0°C en el Lago Estany Gento (Lleida), el 3 de febrero de 1956. Actualmente, este registro ha sido ampliamente superado: en la madrugada del 7 de enero de 2021, la estación de la Vega de Liordes registró -35,8°C.

La víspera, 6 de enero de 2021, también durante la madrugada, se alcanzó asimismo una temperatura de -34,1°C en Clot del Tuc de la Llança, un paraje de similares características geológicas situado en el Pirineo leridano.

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El amanecer del 7 de enero de 2021 fue especialmente frío en la cordillera Cantábrica. Así lo reflejan los registros alcanzados por la red de estaciones de la asociación NOROMET, destacando los casi -30°C en un punto de la comarca leonesa de Babia, a tan solo 1 200 metros de altitud.

Datos de gran valor científico

Para los escépticos que dudan sobre la validez de estos datos, hay que subrayar que estas instalaciones cumplen con todos los requisitos marcados por la OMM (Organización Meteorológica Mundial) y son mantenidas y calibradas con regularidad.

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La estación de la Vega de Liordes dispone de varios sensores de temperatura que, cuando las condiciones meteorológicas lo permitan, se podrán recoger para validar sus registros.

En la actualidad, como se ha podido ver en este episodio invernal, varias asociaciones y aficionados a la meteorología están contribuyendo, de forma altruista, al estudio, monitorización y puesta en valor de todo tipo de parajes situados dentro de la geografía española que presentan singularidades meteorológicas o climáticas reseñables. Estos datos poseen un gran valor científico y contribuyen a la mejora de la observación meteorológica.

Este artículo ha sido publicado en The Conversation

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