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COLPISA/ AFP
Viernes, 14 de julio 2017, 10:17
Pekín denunció el viernes la concesión del premio Nobel de la Paz en 2010 a Liu Xiaobo, un día después de que el disidente chino muriera tras haber estado más de ocho años encarcelado.
"Conceder el premio a una persona así ... contradecía el propio objetivo del galardón. El premio Nobel de la Paz fue una blasfemia", acusó el portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Geng Shuang, en una rueda de prensa.
Pekín rechazó los "comentarios fuera de lugar" en países extranjeros acerca de la muerte de Xiaob, asegurando que se trata de "un asunto interno" chino. Liu murió el jueves a los 61 años de edad a causa de un cáncer, después de que Pekín se negara a dejarlo salir del país donde cumplía una condena por "subversión".
El Comité Nóbel acusó a China de "amplia responsabilidad" por su fallecimiento y varias voces se elevaron en el mundo para reclamar la liberación de su viuda, la poetisa Liu Xia.
"China es un Estado de derecho. El tratamiento del caso Liu Xiaobo es un asunto interno chino y no corresponde que los países extranjeros hagan comentarios fuera de lugar", declaró el portavoz de la cancillería china Geng Shuang, citado por la agencia Xinhua. "Llamamos a esos países a respetar la soberanía de la Justicia china", agregó el vocero tras el deceso del opositor semanas después de haber sido internado bajo libertad condicional en un hospital del noreste del país.
La noticia de su fallecimiento generó críticas a nivel internacional, de organismos de derechos humanos y de los familiares del Nóbel, que reprocharon a Pekín que no le permitiera salir antes de la cárcel, pero el gobierno chino insistió en que Liu recibía los cuidados de prestigiosos oncólogos.
Los médicos habían diagnosticado un cáncer de hígado terminal en mayo pasado a este escritor y profesor de literatura, que había sido líder del movimiento democrático de Tiananmen en 1989 y enemigo del régimen comunista.
A finales de junio, las autoridades anunciaron que se le había concedido la libertad condicional y que había sido trasladado a un hospital de Shenyang, en el noreste de China, tras haber estado ocho años detenido.
El disidente deseaba ser hospitalizado en el extranjero, y varios países, incluidos Estados Unidos y Alemania, pidieron al régimen comunista que accediera a esa petición, pero Pekín rechazó los llamamientos de la comunidad internacional al considerarlos como una injerencia en sus asuntos internos. "Nos parece profundamente perturbador que Liu Xiaobo no haya sido trasladado a un establecimiento en el que hubiera podido recibir un tratamiento médico adecuado, antes de que su enfermedad entrara en fase terminal", lamentó este jueves la presidenta del comité Nobel de la Paz, Berit Reiss-Andersen.
Ye Du, un disidente cercano a la familia de Liu, afirmó que Pekín quería detener al opositor político "hasta la muerte". Fuera de China, Liu "podría expresarse políticamente como premio Nobel, lo cual tendría un impacto negativo sobre el partido y el país", declaró a la AFP.
Liu Xiaobo fue condenado en 2009 a 11 años de reclusión por "subversión" tras haber reclamado reformas democráticas. Es uno de los autores de un osado manifiesto, la Carta 08, que pedía elecciones libres.
En 2010, el opositor se enteró desde su celda que le habían otorgado el premio Nobel de la Paz. El comité Nobel quiso recompensar aquel año "un largo combate no violento por los derechos humanos fundamentales en China". En la ceremonia de entrega en Oslo, se escenificó su ausencia con una silla vacía.
El anuncio de la muerte de Liu suscitó numerosas reacciones de la comunidad internacional. "Lamento la muerte de Liu Xiaobo, el valiente combatiente a favor de los derechos humanos y la libertad de expresión", declaró la canciller alemana Angela Merkel, según un tuit de su portavoz Steffen Seibert.
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra'ad Al Husein, recordó por su parte a Liu como una "verdadera encarnación de los valores democráticos". Y el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo estar "profundamente entristecido" por la muerte de Liu.
El presidente norteamericano Donald Trump, que se encontraba de visita en París, dijo estar "profundamente entristecido", según un comunicado de la Casa Blanca, mientras que su anfitrión Emmanuel Macron elogió la figura del activista como la de un "combatiente por la libertad".
"Hoy está claro que el Gobierno chino ha perdido. Las ideas y los sueños de Liu sobrevivirán, se difundirán y se concretarán", declaró el abogado del disidente en Estados Unidos, Jared Genser.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, reiteraron por su parte el llamamiento de la Unión Europea a "liberar todos los presos de conciencia" en China.
Desde la llegada al poder del presidente Xi Jinping a finales de 2012, se ha incrementado la represión política en el gigante asiático. Tras haber reprimido a los defensores de los derechos humanos, el régimen también persiguió a sus abogados, deteniendo a decenas de juristas y militantes.
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