Gelatina natural y pizza dulce de las estrellas Michelín para los niños

Morales enseña uno de los empaques.

-Es pectina -dice-. ¿Alguien sabe qué es?

-Harina -aventura una.

-Azúcar -dice otra.

-¡No! -Morales agita la bolsita-. Es la gelatina natural de las frutas. ¿Quién lo abre con cariño?

Las niñas siguen las instrucciones y, cuando una deja la tijera mal colocada, él la posiciona en el sitio que estaba antes, en fila entre cuchillo y otros utensilios, como los bisturís del cirujano.

A su lado, sin embargo, el grupo de chavales entre seis y doce años que hace ñoquis, amasan y trocean en un alegre desorden de harina, bajo el mando anárquico del chef Giovanini.

Bajo el lema «con la comida sí se juega», ocho chefs con estrella Michelín han presentado la iniciativa 'Chefs and kids', con la que se quiere acercar la cultura gastronómica a los niños y recaudar dinero para la ONG Aldeas Infantiles SOS.

Paco Pérez, Dani García, Juan José Carmona, José Carlos García, Mauricio Giovanini, Paco Morales, Diego Gallegos y Diego del Río se juntaron esta mañana lluviosa de Marbella para mostrar su respaldo a esta idea de la agencia Ávalon, y después ir a Málaga para realizar un taller de cocina con los niños del centro de día de la organización.

«Comencé de pequeño con mis padres en un local de pollo asado en Córdoba», dice Morales. «Desde entonces trabajamos en la excelencia y estamos satisfechos de poder transmitir eso a los más pequeños».

Estos chefs son parte de un gran grupo de 24 cocineros, ya confirmados, entre los que también están Martín Berasategui, Eneko Hacha, Paolo Casagrande, Ángel León, con tres estrellas. Todos cocineros reconocidos por su innovación y sabor, que trabajarán con niños, tanto de colegios de Málaga como de los hogares de Aldeas Infantiles SOS, y darán una cena el 21 de mayo, cuya recaudación irá a la ONG.

Paco del Río y José Carlos García también comparten mesón con doce niños del Centro de Día de Aldeas Infantiles de Málaga. A dos le asignan la tarea de elegir diez hojas de yerbabuena, mientras tres compañeras seleccionan las fresas, que García corta para colocar en las masas de tamaño bocadillo, que meterán en el horno.

«De las cosas bonitas que nos pueden pasar, a partir de la popularidad de la cocina y los cocineros está poder ayudar a los demás», aseguraba antes Paco Pérez, durante la presentación. «Incluso si sólo sirviera para esto». Los ocho chef de alta cocina, algunos con hijos, otros que no, coincidieron en que «devolver» a la sociedad un poco de lo que ellos han recibido.

A las seis, el brindis. Los niños corean el nombre de los chefs. ¡Eso al fregadero!, se escucha en la cocina, mientras los niños comen sus platos, ésos de grandes chefs pero con su propio toque.