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iñigo gurruchaga
Domingo, 16 de mayo 2021, 00:34
Positivo o negativo. Carrie Symonds, pareja del primer ministro Boris Johnson, desata sentimientos encontrados en su círculo de amistades y conocidos. Todo es extremo en las descripciones de la prometida del mandatario conservador y madre de su bebé, Wilfred. Para unos, representa a la manipuladora ... lady Macbeth o la ambiciosa Cersei Lannister de 'Juego de truenos'; para otros, es una talentosa experta en relaciones públicas, concienciada con el medio ambiente y el bienestar de los animales, que ha desatado la ira machista en la derecha británica.
Symonds, de 33 años, es la mujer «más poderosa» de Reino Unido, según la revista Tatler. La veterana periodista Anne McElvoy reconoce en su reportaje la habilidad de la exdirectora de comunicación del Partido Conservador y asesora de diversos ministros para «plasmar los pensamientos de su pareja sobre asuntos centrales en la política actual».
Huellas de esa asumida influencia impregnaron el último programa del gobierno Johnson, que la reina Isabel leyó esta semana. Tres de la veintena de proyectos de ley abordan cuestiones del mundo animal y otra se centra en medio ambiente. Proponen desde vetos a la exportación de ganado vivo a la prohibición de adoptar chimpancés como mascotas o de regresar con trofeos de cacerías en el extranjero.
Son cuestiones que alimentan el activismo de Symonds, ya sea a título personal o en su nuevo trabajo con la Fundación Aspinall. Tampoco sería la única interferencia sospechosa de la 'Primera prometida', versión irónica de la primera dama estadounidense y la primera pareja soltera residente en Downing Street. El sindicato de granjeros NFU denunció la mediación de Symonds en la suspensión de una matanza de tejones que recomendaban asesores científicos del gobierno.
El transporte de animales vivos llevó a Symonds a posicionarse contra la UE. El euroescepticismo es minoritario en Richmond, el elegante distrito del oeste de Londres donde creció, pero su apuesta por los 'brexiteros' en el referéndum de 2016 le sigue aportando réditos. En el bando de los que se alineaban 'fuera' afianzó su amistad con Johnson, a quien había conocido cuatro años antes durante la campaña por la alcaldía de Londres.
Symonds vivió con su madre, la abogada Josephine McAfee, y mantuvo contactos «discretos» con su padre, Matthew Symonds, cofundador del diario The Independent. Sus padres no formaron un núcleo familiar y tienen otros hijos con sus respectivos matrimonios. La matricularon en un colegio privado de niñas y luego eligió Historia del Arte y estudios de teatro en la Universidad de Warwick, en el centro de Inglaterra. Quiso ser actriz y se presentó a audiciones de cine, incluida 'Expiación, más allá de la pasión', la película que protagoniza Keira Knightley.
Con 19 años cayó en la red de un abusador sexual en serie, John Worboys. Conocido como el 'taxista violador', engañaba a mujeres con el pretexto de un evento extraordinario y las incitaba a beber copas de alcohol mezclado con estupefacientes. Symonds testificó en el juicio que le condenó a cadena perpetua en 2009, y diez años después, lideró una vigorosa y efectiva campaña de presión contra su excarcelación anticipada. «Estuve en una posición de peligro, en una situación que no controlaba y nunca sabré lo que realmente ocurrió», confesó después a The Telegraph.
«Carrie es dura y leal, tiene instintos brillantes», ha comentado John Whittingdale de su exasesora ministerial. Zac Goldsmith, que Johnson promocionó a los Lores después de perder su escaño en los Comunes, también ha defendido a Symonds, con quien comparte un profundo interés por la ecología. A su vez, la ahora 'dama' de Downing Street ha reconocido la ayuda de su amigo millonario para acceder al cuartel general de los conversadores, donde trabajó hasta 2018.
Fue un año turbulento para la pareja. Johnson dimitió como ministro de Exteriores en julio, a Symonds la despidieron en agosto y la prensa amarilla desveló su relación extramarital en septiembre. The Sun anunció en portada que el político había perdido cartera y casa. Marina Wheeler, abogada y madre de cuatro hijos que tuvo en su cuarto de siglo de matrimonio con Johnson, le había echado del hogar familiar. El escritor Tom Bower remonta el origen de la filtración a Lara, la hija de 25 años de Boris. «Carrie era cinco años mayor que Lara», escribe en su biografía de Johnson, 'The Gambler' (El jugador), publicada en 2020.
«La relación fue un accidente. Si Marina no hubiera dado por concluido el matrimonio, seguiría probablemente con ella y Carrie no estaría en Downing Street», señaló en la presentación del libro. Bower pertenece al círculo de viejas amistades del primer ministro, que intuye que se enzarzó en una «relación forzada» y considera «pertinente que no se hayan casado aún» pese a las restricciones sociales de la pandemia.
Nadie duda de la realzada influencia de Symonds en la oficina de Johnson, donde hizo piña con otras mujeres para expulsar a los 'chicos del Brexit'. El estratega de la retirada de la UE y las dos últimas victorias electorales de Johnson, Dominic Cummings, perdió la partida y en noviembre salió de la famosa calle con sus pertenencias en una caja. Ha disparado varios cartuchos contra su jefe y su prometida –«la Princesa chalada», la apodan–, pero la traca estelar podría explotar el 26 de mayo, cuando testifique ante un comité parlamentario.
Mientras, Johnson y Symonds aguardan las conclusiones de varias investigaciones que intentan determinar quién pagó las facturas de una reforma del piso de Downing Street estimada en unos 200.000 euros. Se dice que el 'premier' no cubre gastos con su sueldo oficial y que buscó mecenas para sufragar la decoración del apartamento y costear los sueldos de la niñera de Wilfred y de su entrenador personal. Por lo pronto, la pareja ha puesto en alquiler una casa que compraron en el sur de Londres y la villa campestre que Johnson solía compartir con sus hijos mayores.
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