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Un Elsa tatuado y con barbas. Un 'obispo' da bendiciones. Tres 'barbies' posan al lado de un hombre plátano. Un chorizo acompaña a la sidra a su puesto mientras uno de los 'youtubers' más conocidos del país, TheGrefg, se pasea saludando y haciéndose fotografías acompañado ... de dos hombres armarios como seguridad. Es uno de los 'paddock' más surrealistas que pueden existir, formado por los pilotos y copilotos que este domingo participaron en la primera Red Bull Autos Locos que se celebró en Madrid y que congregó a miles de personas, 40.000 según la organización, en el parque del Oeste bajo un sol de justicia.
El primer objetivo de los 54 equipos era acabar la carrera. Sobrevivir a los saltos y zigzags sin que los coches se destrocen por el camino. Después, hacer un buen tiempo. Por último, que el jurado formado por el campeón olímpico de escalada Alberto Ginés, el ciclista de BMX Viki Gómez, los surfistas Natxo González y Guillermo Carracedo y la 'streamer' Mayichi valoren lo anterior más la creatividad del cacharro y la performance anterior a la carrera. Algunos de los equipos confesaron que les ha costado más preparar la «gansada» anterior a la competición que construir su auto loco.
«Nosotros hemos tardado unos tres meses porque tenemos que trabajar. Solo le metíamos una hora y media entre semana», explicó Barbek, el jefe del equipo Patinar te da alas. A su lado Abel, Jorge y Jaime. Todos de Tauste (Zaragoza) y vestidos de bailarinas con pelucas de colores. Su coche estaba fabricado con un somier y un quad infantil y llamaron a muchas puertas del pueblo para conseguir la ayuda necesaria para terminarlo. Su principal problema fue el peso: no podía exceder de los 80 kilos. «Nos hemos quedado en 79 largos», apuntó Barbek.
«El coche pesa 79,800 kilos. Al límite», señaló risueño Tino, colaborador de Biertigos, equipo de Ponferrada (León) que presentó un coche de bomberos al que tuvieron que quitarle «mucha madera» para no sobrepasar el límite marcado por la organización. El Sardinilla Team, de Argamasilla de Alba (Ciudad Real), cambiaron planchas por tela. «Demasiado acero», reconoció Ángel. El mismo quebradero de cabeza tuvieron los lucenses de Minioneitor 3.000. «Ahorramos en decoración», apuntó Iván, mientras sudaba en su traje de Minion. Carla también se confeccionó su traje de asturiana. El coche era el Fartucar, una olla con una sugerente fabada. Imposible negar su procedencia. «Tardamos dos meses y medio en hacerlo. Con trajes incluidos», recalcó.
A Daniel le delataba ir vestido de plátano, el acento y posar al lado de un coche volcán. La Palma, presente. Los Llanos de Aridane, Mazo, Tazacorte... todas las localidades afectadas por el Tajogaite (Cumbre Vieja) estaban con su letrero en las faldas del volcán. No solo se apuntaron para competir; también para lanzar un mensaje. «No están llegando las ayudas ni las subvenciones. No nos olvidemos de La Palma», reclamó este grancanario antes de iniciar la competición. Una carrera que venció el equipo cántabro Crazy Goat Garage. Muchos ya esperan a la edición del próximo año con ideas todavía más locas.
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