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No habrá abrazos, ni jolgorio, ni aglomeraciones. No habrá nervios, ni disfraces, ni prisas por devorar la última uva. No habrá matasuegras, ni champán, ni cava. No habrá 'feliz año 2021' al unísono, ni risas, ni chistes malos. Cerrada a cal y canto, la Puerta ... del Sol de Madrid despedirá hoy la Nochevieja de forma insólita, con el único sonido de los cuartos y las campanadas del reloj que marcan el adiós a un 2020 aciago. Después estallará el silencio.
La pandemia de coronavirus, que ha segado la vida a más de 50.000 personas en España y lo ha trastocado todo durante los últimos nueve meses, tenía también que chafar la tradición de la celebración del cambio de año a los pies del reloj de la Puerta del Sol, documentada desde finales del siglo XIX.
Antes de que comience el ritual de las campanadas, Nacho Cano, exintegrante de Mecano, interpretará al piano 'Un año más', junto a la cantante KUVE. La mítica canción, que lleva acompañando nuestras Nocheviejas desde hace más de tres décadas, servirá de homenaje a las víctimas del coronavirus ante una plaza que quedará vacía a partir de las 22:00 horas.
Ya quedó desierta anoche, cuando la Policía desalojó el enclave pasadas las 21:30 horas para evitar aglomeraciones con motivo de las 'preuvas', la fiesta que sirve de preparación para la Nochevieja.
Jesús López, relojero de la Puerta del Sol desde hace 24 años junto a sus compañeros Pedro y Santi, reconoce cierta tristeza en el ambiente. «Claro, es que estar arriba y escuchar a todo el mundo con alegría y ver cómo, cuando el reloj comienza a funcionar, todo el mundo se calla, y cómo, cuando da la última campanada, arranca la explosión de júbilo... Lo vamos a echar en falta», dice.
Confirma, eso sí, que el reloj volverá a funcionar perfectamente porque, aunque no haya miles de personas en la plaza, «habrá millones viéndolo desde sus casas, así que tenemos que hacer nuestro trabajo lo mejor posible para que todo funcione perfectamente».
Para Jesús el de hoy es un día más de trabajo, aunque sea el más importante del año. «Es muy sencillo. Nosotros vamos todas las semanas. Lo limpiamos, subimos las pesas, lo engrasamos y le hacemos de todo. Cuando llegan estas fechas, se prepara el mecanismo de la bola, se engrasa, se testea y también examinamos el sonido». La gran prueba tenía lugar anoche. Tanto desde lo alto del reloj, como desde la plaza se comprueba que todo esté correctamente «y si detectamos algún fallo, se corrige». Por eso no hay anécdotas que contar, porque con ese mimo y ese trabajo detrás, la cosa va como un reloj.
Jesús tiene ganas de despedir 2020. «Por malo que sea, 2021,nunca será peor que el 20». Y está convencido de que el año que viene la plaza volverá a llenarse. «Empieza la vacunación, y aunque no sea de la noche a la mañana, tenemos doce meses para que haga efecto. Creo que en 2021 la celebración se parecerá a la de otros años».
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