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J. M.
Martes, 14 de junio 2022, 14:16
El informe Banderas Negras 2022 continúa sacando a la luz los casos más relevantes de contaminación y mala gestión ambiental de nuestras playas. Como ya es tradición, Ecologistas en Acción otorga sus 48 banderas negras, dos por provincia (aunque «por desgracia podrían ser muchas más») ... para denunciar el mal estado de muchos de los arenales del país.
La mala gestión de las aguas, los vertidos descontrolados, la urbanización excesiva de la costa y la contaminación por cremas solares son algunos de los males que denuncian los ecologistas.
Este año se han observado las mismas problemáticas que en ediciones anteriores: afecciones a la biodiversidad (5 banderas negras otorgadas este año); erosión de nuestras costas (3); acumulación de basuras marinas (3); dragados y ampliaciones portuarias sin justificación (4); afecciones a consecuencia del desarrollo de zonas industriales próximas a la costa (4); urbanización de la costa (10); vertidos y graves problemas de depuración (14); y «otras», como acuicultura o contaminación química (4).
La organización ha destacado el impacto de los filtros solares que llevan las cremas de protección solar y que constituyen un importante agente contaminante en nuestras aguas. Y en este sentido han otorgado una bandera negra a la playa de Maro-Cerro Gordo, en Nerja (Málaga), la primera vez que esto ocurre.
«Si tenemos en cuenta los millares de personas que se bañan en una misma playa cada año, no es difícil visualizar el gran impacto ambiental que suponen las cremas solares», dice el informe presentado hoy por Ecologistas en Acción.
Otra novedad es la inclusión de las dunas de Tavernes de la Valldigna, en Valencia, un delicado ecosistema afectada por los macrofestivales. Repite en la lista el Mar Menor, un ecosistema que se ve abocado «al colapso», ya que a pesar de que se han tomado algunas medidas recientemente, «la mayoría de ellas no trata el problema desde de su origen», la falta de control del uso de fertilizantes.
Recibe otra bandera el proyecto «descabellado» de construir dos museos subsidiarios del Guggenheim de Bilbao en la ría de Urdibai, en Bizkaia o los vertidos de Petronor. También se menciona la regasificadora de Gijón, con la actividad paralizada por una sentencia judicial, pero que se plantea reactivar por la crisis energética. En Canarias, la playa del Charco de la Araña (Los Silos, Tenerife), es la única de toda España con dos banderas, una por contaminación y otra por mala gestión. Aparecen también otras playas afectadas por un «urbanismo salvaje», como el «proyecto Colossus» en Calpe (Alicante), o la erosión, como todo el litoral de Málaga.
Hay algunos buenos casos de mejoras que se han logrado gracias a la movilización ciudadana y a informes como este. Tres ejemplos de ello son la nueva depuradora de Barbate (Cádiz); el arreglo del emisario de Roquetas de Mar (Almería) y la ampliación de la depuradora para incluir el tratamiento terciario y aprovechar el agua regenerada; o las iniciativas políticas, administrativas y judiciales espoleadas por la presión social llevadas a cabo en el Mar Menor (Murcia).
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