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Carlos morán
Granada
Domingo, 21 de junio 2020, 12:09
«Fue surrealista», describen Ángela y Maribel el accidentado y rocambolesco viaje que padecieron la tarde del pasado viernes cuando se dirigían hacia Sevilla tras haber partido de Granada. Equipajes perdidos en ruta, un pasajero que se baja para ir a buscarlos y no aparece, ... llamadas al 112, la intervención de la Guardia Civil de Tráfico y llegada al destino con casi dos horas de retraso, lo que convirtió en papel mojado los enlaces contratados por los usuarios para proseguir el trayecto más allá de la capital hispalense. Parece el guión de un vodevil, una comedia de enredo, pero ocurrió realmente y a los afectados no les hizo ni pizca de gracia.
La cosa fue mal desde el principio. El autocar, según los testimonios de los damnificados recogidos por IDEAL, debía salir a las tres y media de la tarde de la ciudad de la Alhambra, pero lo hizo con media hora de demora. Quince o veinte minutos más tarde, cuando el vehículo circulaba por la A-92 a la altura de la localidad de Chauchina (Granada), una chica grito: «¡Se están cayendo maletas a la carretera!», según recuerda Maribel, una de las testigos del incidente.
De inmediato, el pasaje pidió al conductor que se detuviera y el bus paró en el borde de la autovía. Sin embargo, el chófer dijo que no iba a volver al lugar en el que se habían perdido los bultos: dos maletas pertenecientes a dos viajeros distintos, según el relato de los hechos reconstruido por este diario con las declaraciones de Ángela y Maribel, y la información facilitada por el teléfono de Emergencias 112, que confirmó que efectivamente habían recibido una llamada que alertaba del singular suceso. En este sentido, dicho servicio dio aviso a la Guardia Civil de Tráfico.
Como el asunto había entrado en un atolladero absurdo, un joven se ofreció a bajar al asfalto para buscar las maletas, aunque él no era una de los dos personas que habían perdido sus pertenencias. Y así lo hizo. Sin embargo, el autocar se movió del lugar en el que se había detenido inicialmente –al parecer, para no dificultar la circulación por la A-92– y el pasajero que desinteresadamente intentaba reparar el desafuero también se extravió. Nadie sabía dónde estaba y el conductor tomó la decisión unilateral de continuar el viaje hacia Sevilla y los pasajeros se 'amotinaron'. «¡Cómo va a irse sin esperar a que vuelva el muchacho!», se escandalizaron.
El autobús se quedó donde estaba, pero la tensión iba en aumento. Finalmente, el viajero perdido volvió al autocar, pero sin las maletas. Un testigo comunicó que podía habérselas llevado un turismo que se topó con ellas.
A todo esto, la Guardia Civil ya había tomado cartas en el asunto y el autobús reanudó el trayecto, eso sí, con casi dos horas de retraso. Varios pasajeros perdieron las conexiones que tenían contratadas para seguir viaje.
IDEAL intentó sin éxito conocer la versión de los hechos de la compañía propietaria del autocar.
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