Juan Carlos BArrena
Corresponsal en Múnich
Jueves, 27 de enero 2022, 14:32
El arzobispo de Múnich-Freising, el cardenal Reinhard Marx, ha pedido hoy públicamente perdón a sus fieles y a las víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia católica tras la publicación la semana pasada de un amplio informe independiente elaborado por ... un despacho de abogados, que acusaba, entre otros, al papa emérito Benedicto XVI de falso testimonio y el encubrimiento de varios casos cuando era el máximo responsable de esa diócesis. «En ese informe se me acusa de ser también responsable y estoy dispuesto a asumir esa responsabilidad», dijo Marx en rueda de prensa en la capital bávara, en la que comentó que no abandonará su cargo, entre otras cosas, porque cuando ofreció su renuncia el pasado año al papa Francisco, este la rechazó y le exigió que continuara en su puesto. «No estoy pegado a mi sillón», dijo el arzobispo muniqués, quien declaró que continuará al frente de la diócesis «si sirve de ayuda», pero que si ese no es el caso, reflexionará junto a otros miembros del arzobispado sobre una posible nueva dimisión. «En una iglesia sinodal no quiero tomar ya esa decisión yo solo», afirmó Marx.
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«Quien niegue ahora las causas sistémicas y rechace la necesaria reforma de la iglesia, no ha entendido el reto», señaló Marx a la hora de explicar las consecuencias del informe, que revelaba la existencia de al menos 497 víctimas de abusos sexuales, en su mayoría niños y adolescentes varones entre 1945 y 2019 en la diócesis de Múnich-Freising. Los abusos fueron cometidos por 235 personas relacionadas con la iglesia católica, entre ellas 173 sacerdotes y 9 diáconos. El alto religioso anunció además las primeras consecuencias personales del escándalo. El prelado Lorenz Wolf, gravemente inculpado por el informe, ha comunicado la renuncia a todos sus cargos. Marx subrayó que todo alto responsable de la diócesis debe reflexionar ahora sobre sus propias responsabilidades y culpas personales y las consecuencias que debe sacar de ello. También aquellos cuyos nombres no figuran en el informe.
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El estudio elaborado por el despacho de abogados Westpfahl, Spilker y Wastl (WSW) supone «un profundo corte para la iglesia en este arzobispado y más allá», reconoció el cardenal. El documento de 2.000 páginas acusa a Marx y sus antecesores en el cargo, los cardenales Friedrich Wetter y Joseph Ratzinger de «encubrimiento sistemático» de los abusos y un comportamiento erróneo a la hora de hacerlos frente, en muchos casos trasladando a los culpables de una parroquia a otra sin castigo alguno y sin tomar las medidas necesarias para que no volvieran a incurrir en comportamientos delictivos. «Para mí la mayor culpa consiste en haber ignorado a las víctimas», reconoció Reinhard Marx, quien señaló que los altos responsables de la Iglesia católica no mostraron en caso alguno interés por las víctimas ni su sufrimiento. Esto fue posible por «causas sistémicas», admitió el arzobispo, quien reconoció correr con la responsabilidad moral «¿Podía haber intervenido de manera más activa? Seguro que sí», dijo el cardenal.
«La iglesia era claramente para mucha gente un lugar de desgracias en vez de salvación, un lugar del miedo y no del consuelo», señaló Marx, para comentar seguidamente que hay que asumir el informe, «no negamos» su contenido. El cardenal justificó su ausencia durante la presentación del mismo hace una semana por su intención de dar tiempo a los afectados para estudiar su contenido y de «ninguna manera por falta de respeto» a los mismos, aunque explicó que no era su intención herir sus sentimientos. El arzobispo de Múnich-Freising subrayó que lo importante ahora es llevar adelante la reforma de la Iglesia católica. «Como arzobispado miramos hacia adelante, pero no podremos dejar de mirar atrás» en ese proceso, añadió, para señalar que «debemos concentrarnos en primer lugar en los afectados por los abusos sexuales en este arzobispado.
Preguntado por la declaración personal de 82 páginas del papa emérito Benedicto XVI en el informe, en el que se le acusa de conocer personalmente durante su etapa como arzobispo varios casos de abusos, no haber intervenido e incluso de encubrirlos, Marx se mostró reservado y dijo «aceptar que aquí los hechos se interpreten de otra manera». Sin embargo subrayó que «estaría bien si volviera a pronunciarse personalmente, sería algo que celebraría». Lo cierto es que desde que se hiciera público el informe se ha desatado en Baviera una ola de apostasías. Tan solo en Múnich se ha duplicado en una semana el número de personas que abandonan oficialmente la Iglesia católica. Un paso que debe ser comunicado a la Hacienda alemana, responsable de recaudar el impuesto religioso y que, en el momento en el que se oficializa la apostasía, se deja de pagar en la declaración de la renta.
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