Cada año en España se producen unos 11.700 incendios y apenas el 0,18% son los llamados GIF (Grandes Incendios Forestales) que, sin embargo, arrasan con el 40% de toda la superficie afectada. WWF, la mayor organización independiente de conservación de la naturaleza, ... acaba de publicar su informe anual (2019) de incendios forestales en el mundo, España incluida, y en el caso de nuestro país pone el foco en el «desorbitado» número de fuegos que se registran y en las devastadoras consecuencias de los GIF.
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El análisis repasa por continentes y países los efectos del fuego, que no deja títere con cabeza, como lo demuestra el demoledor título del documento: El planeta en llamas. El documento advierte que 2019 se ha caracterizado por una actividad incendiaria excepcional en términos de severidad y emisiones. «La combinación de olas de calor prolongadas, sequías acumuladas y baja humedad unida a una vegetación muy seca y bosques sin gestión está generando incendios mucho más rápidos y de una virulencia nunca vista», advierten.
Y en ese globo terráqueo dibujado por WWF aparecen subrayados en rojo los terribles incendios del año pasado en Australia, con aquellas tormentas de fuego de más de mil grados que acabaron con la vida de decenas de personas y 1.200 millones de animales, y en el Círculo Polar Ártico, donde se acaba de registrar un récord de temperaturas con 38ºC y «donde no hay precedentes en la historia por la intensidad, duración y latitud de los fuegos», señala la organización. En total en distintas zonas del Ártico de Rusia, Alaska, Groenlandia y Canadá ardieron durante el verano pasado 5,5 millones de hectáreas, que emitieron 182 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. El Ártico, la piedra de toque de la necesidad urgente de actuar contra el cambio climático, se está calentando dos veces más rápido que el resto del planeta «y como consecuencia se están generando incendios de alta intensidad», recoge el documento.
Haciendo un paralelismo con el coronavirus, WWF habla de «pandemia mundial» de incendios forestales, los más peligrosos e incontrolables, y pronostica que los terribles fuegos de Australia y los habidos en los territorios más fríos del planeta «son una imagen de futuro y representan la 'nueva normalidad» en muchas zonas del mundo. «La solución global es actuar contra el cambio climático porque los incendios forestales y el cambio climático son dos caras de la misma moneda», dicen, y recuerdan que las emisiones debidas a los incendios en 2019 supusieron un repunte a nivel global y se liberaron 7.800 millones de toneladas de CO2, el equivalente a unas 25 veces las emisiones totales de España en un año.
El informe 'El planeta en llamas' se detiene en España («que dispone de uno de los mejores sistemas de extinción a nivel mundial») y constata que hay menos incendios, con una reducción del 36% entre 2010 y 2019 respecto a la década anterior, y menos superficie quemada. Sin embargo, aumenta la proporción de los grandes incendios forestales respecto al total de siniestros, en los que arde el 40% de la superficie total afectada. De los casi 12.000 siniestros en España, más de la mitad (el 53%) fueron intencionados. «Además, ha aumentado el riesgo de sufrir oleadas de incendios extremadamente impactantes, muy peligrosos para la población e imposibles de apagar. En 2017 este tipo de incendio vinculado al cambio climático dejó 107 víctimas mortales en Portugal y 4 en Galicia», apuntan.
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Precisamente de Portugal, recuerda WWF que es país europeo más castigado por los incendios forestales, con un promedio anual de unos 17.000 incendios, un 35% más que en España.
El análisis de WWF destaca también la relación directa entre los incendios, la deforestación y las pandemias, porque la destrucción de los bosques, en especial los tropicales como la Amazonia, Indonesia o el Congo, posibilita que los seres humanos entren en contacto con poblaciones de fauna silvestre portadoras de patógenos. En este sentido, Naciones Unidas y WWF coinciden en el concepto 'One Health' porque unos bosques bien conservados se convierten en la mejor vacuna contra zoonosis como el coronavirus. Lourdes Hernández, experta en gestión de incendios en WWF España, asegura que: «Las políticas contra las llamas tienen que centrarse en una prevención integral, porque los incendios del futuro dependen de las medidas de prevención que apliquemos a partir de ahora. Es un error seguir confiando en las políticas de extinción para apagar fuegos ya que han demostrado ser ineficaces frente a los eventos extremos».
Y añade: «En España urge la puesta en marcha de las ya aprobadas 'Orientaciones estratégicas para la gestión de incendios forestales' por parte del Gobierno central y las comunidades autónomas. Tenemos una oportunidad única para utilizar fondos de la reconstrucción económica y generar empleo en la gestión y adaptación al cambio climático de nuestra olvidadas masas forestales. Y así reducir la siniestralidad, promover y poner en valor paisajes más resistentes al fuego y mejor adaptados al cambio climático».
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