s.gallo
Sábado, 26 de marzo 2016, 10:54
Comienza a anochecer en Jiménez de Jamuz, una localidad de apenas 900 habitantes en el municipio de Santa Elena de Jamuz, próximo a La Bañeza, y cientos de personas esperan en sus calles a la representación del Via Crucis viviente, una cita que conmemora este ... año su 40 aniversario y que gracias a la participación de alrededor de un centenar de vecinos de la localidad y otras aledañas, representa con enorme realismo las últimas horas de vida de Jesucristo.
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El acto dio comienzo en la plaza del pueblo, donde a través de dos escenario se desarrolló gran parte de la historia, y desde ahí se revivieron los diferentes momentos de la vida de Cristo hasta el momento de la crucifixión, que como es habitual, se llevó a cabo en las proximidades de las bodegas del pueblo. Esta es una escena muy esperada e impresionante, algo a lo que contribuye la oscuridad de la noche y el trascurrir de las antorchas que portaban los actores en el caminar hacia las bodegas.
Allí tiene lugar el momento más emotivo, con la crucifixión del cuerpo de Jesús para llevarlo posteriormente a enterrar en la boca de una bodega, lugar elegido como sepulcro hasta el momento de la resurrección. Antes, otras escenas como el encuentro con la Magdalena y Judas, la última cena, la oración en el huerto, el juicio ante Pilatos o el tradicional calvario por las calles de la localidad en la que los actores interpretan cada momento con un enorme realismo.
Ismael González dio vida en esta ocasión a la figura de Jesucristo en el relato de una historia en el que estuvo acompañado por un centenar de actores, de los que una veintena ocupaban los papeles principales, en su mayoría del pueblo y otras localidades próximas. Un acto de enorme raigambre en el pueblo, donde los personajes van rotando, aunque es uan tradición que "pasa de padres a hijos", explicó el director de escena. Aunque este año se había planteado la posibilidad de incluir alguna novedad, finalmente se decidió optar por la puesta en escena más tradicional en la que "participa casi todo el pueblo".
Tanto en la plaza de la localidad como en el recorrido, decenas de personas, entre ellas muchas familias y muchos niños, seguian el relato de la historia acompañados por sus cámaras fotográficas y sus teléfonos móviles para inmortalizar los momentos del 40 aniversario de este Via Crucis viviente, que tuvo su primera representación en el año 1976.
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Fue gracias a la iniciativa de un grupo de vecinos, movidos por el deseo de mantener la esencia comediante del pueblo y ante la pérdida de mucha población joven, cuando decidieron poner en marcha esta escenificación. La asociación Amigos del Via Crucis es la que mantiene viva esta iniciativa que desde entonces se ha mantenido cada año, con las únicas excepciones de los años 1986 y 1987 cuando la meteorología impidió la recreación, y cada vez con mayor afluencia de público.
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